Durante los últimos cuatro años, los ataques del crimen organizado y la agitación social provocada por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, han provocado el cese de las operaciones de Coca-Cola en ciudades como Chilpancingo, Iguala, Arcelia y Ciudad Altamirano.
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En agosto de 2014 la compañía informó su decisión de suspender temporalmente sus operaciones en Arcelia, municipio ubicado en el límite entre las regiones Norte y Tierra Caliente.
En ese momento, el argumento para cerrar fue el hostigamiento que de manera constante ejercían los grupos del crimen organizado que operan en la zona, principalmente las células de la Familia Michoacana que se disputaban el control del territorio con Guerreros Unidos.
En marzo de 2015 la refresquera cerró por un par de semanas su almacén en Chilpancingo, a partir del despojo de unidades y producto que sufrían a manos de estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, maestros disidentes y activistas de diferentes organizaciones sociales.
La causa fueron las protestas constantes generadas por la desaparición de los 43 estudiantes, atacados la noche del 26 de setiembre de 2014 en Iguala de la Independencia.
Un tercer cierre temporal se registró en junio de 2015 nuevamente en Arcelia, también por los ataques directos del crimen organizado.
Este viernes se registró el cuarto cierre de las instalaciones de Coca-Cola, aunque ahora en Ciudad Altamirano, que es considerado como el centro político de la Tierra Caliente de Guerrero.
La determinación de cerrar se tomó después de tres días consecutivos de ataques directos al personal e instalaciones de la empresa, aunque ya en febrero se habían registrado varios actos de hostigamiento.
En cada almacén Coca-Cola genera entre 100 y 120 empleos directos.
VJCM