Cultura

¿Debe México aceptar refugiados sirios?

  • Columna de Laura Ibarra
  • ¿Debe México aceptar refugiados sirios?
  • Laura Ibarra

México, a lo largo de su historia, se ha beneficiado enormemente de los inmigrantes. Algunos de los libaneses que llegaron al país, huyendo del yugo del imperio otomano a fines del siglo XIX, se convirtieron con el paso del tiempo en empresarios muy exitosos, como la familia Slim. El padre del hombre más rico de México llegó en 1902 a los 14 años como parte de ese éxodo. La migración de intelectuales alemanes que huían del régimen de terror del Tercer Reich, le trajo al país un viento de renovación cultural. Entre los que vinieron se encontraba Paul Westheim, un intelectual alemán que ha escrito los mejores libros sobre arte prehispánico. O Brígida Alexander, la madre de la actriz Susana Alexander, la primera directora y productora de la televisión mexicana. La política de Lázaro Cárdenas permitió la llegada de cientos de españoles que se vieron obligados a salir de su país, después del triunfo de Franco en la guerra civil. Entre ellos se encontraba una gran cantidad de intelectuales que le dieron un enorme impulso a nuestra la cultura. El Colegio de México, una de nuestras grandes instituciones culturales, es muestra de ello.

A mediados del siglo pasado, había en Guadalajara una población muy importante de inmigrantes “árabes”. Los registros de las familias que vivían en el centro de la ciudad muestran una considerable población de apellidos “libaneses” o “judíos”. Lo escribo entre comillas porque así se les conocía sin que la gente supiera a ciencia cierta su procedencia. Todos ellos, con el paso de los años, y de las generaciones lograron adaptarse con mucho éxito a nuestra cultura y enriquecerla.

Pero, no crea Usted que nuestro país siempre ha tenido los brazos abiertos a la migración extranjera. Hay que matizar la creencia de que “siempre hemos tenido una tradición hospitalaria”. En 1934, por ejemplo, se prohibió la inmigración judía. Del total del medio millón de refugiados que intentaron escapar de la suerte que les esperaba bajo el régimen nazi, México recibió sólo 2000 judíos. Hubo casos de rechazo francamente dolorosos. El 22 de octubre de 1938, por ejemplo, llegó a costas veracruzanas el vapor Orinoco, con 21 refugiados judíos que tenían visas de turistas, y a quienes el gobierno mexicano no permitió desembarcar. Seis de ellos habían salido de campos de concentración. Diversas agrupaciones intentaron interceder ante el gobierno mexicano para que se autorizara su entrada sin éxito.

Algo similar ocurrió con los pasajeros del Quanza, que partió de Lisboa en agosto de 1940 con destino a Veracruz. Las autoridades mexicanas migratorias no autorizaron el desembarco de 85 de los 111 refugiados que tenían visas de tránsito para México.

En algunos casos, los migrantes lograban desembarcar ilegalmente y esquivar los controles de las autoridades mexicanas. Fueron muchos los que trataron de sacar provecho de los refugiados, a través de la venta de visas, la falsificación de pasaportes, de sobornos en los puertos de entrada. No faltaron, claro, los “abogados” que arreglaban la situación de los inmigrantes antes la Secretaría de Gobernación con muchísimo dinero de por medio.

Así que nuestra postura anti-inmigrante no es nueva. Recientemente en Guadalajara se trató de reabrir una casa para auxiliar a los migrantes centroamericanos que viajan rumbo a los Estados Unidos. Un buen día un grupo de vecinos colgó una manta que daba la bienvenida a los inmigrantes, pero a los pocos días otro grupo de vecinos la quitó. Lo llamativo de nuestras posturas es que reclamamos un trato digno a los co-nacionales en Estados Unidos, pero estamos lejos de brindarles a los migrantes centroamericanos una forma mínima de apoyo.

Esta semana la Secretaría de Gobernación anunció su intención de aceptar a 2,000 refugiados sirios. Y ya se escuchan las voces de que se “tratan de musulmanes”, “posiblemente vendrán también terroristas”, son “elementos no asimilables”, etc.

Quisiera señalar tres factores que nos deberían llevar a apoyar la iniciativa.

1. Los sirios huyen de su país porque se ha desatado una guerra terrible entre la oposición siria y el régimen de Bashar al-Assad. Además de esta guerra, en Siria ha estallado un nuevo conflicto bélico entre el llamado Estado islámico y el gobierno. El Estado Islámico es un grupo fundamentalista que busca fundar un Estado basado en estrictas normas de carácter religioso. En su mayoría los sirios que huyen de esta situación son parte de una clase media formada por médicos, ingenieros, intelectuales, etc.

2. Una rica cultura es aquella que se nutre de distintas influencias. Nuestra cultura mexicana es producto de una mezcla histórica de elementos españoles, prehispánicos, filipinos, franceses, ingleses, etc. ¿Qué sería de nuestra cultura si la música fuera siempre mariachi, y la comida sopes y tacos? ¿Verdad que no? Así que bienvenido todo aquel que “traiga un contingente de cultura”, como decía Obregón al hablar sobre su política migratoria.

Y si esto le parece poco, imagínese Usted que su casa ha sido bombardeada, que su ciudad ya no existe, que muchos de sus familiares han sido asesinados, que en su país muchas potencias se están involucrando en los conflictos, y que la guerra no parece tener fin en el cercano plazo. Que el futuro se acabó y que no hay en este planeta una mano que le ayude a salir de su tragedia. ¿Cómo se sentiría?

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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