Fue hasta este sexenio cuando la Sedena, por compromiso del presidente Andrés Manuel López Obrador, comenzó a abrir sus documentos y expedientes sobre el caso Ayotzinapa. En su tercer informe de actividades dado a conocer hace unas semanas, aunque estaba hecho desde febrero de este año, se detallan nuevas evidencias contenidas en los archivos del Ejército al que el grupo tuvo acceso.
El tercer capítulo de ese informe hace una exhaustiva descripción de lo que aquellos documentos dicen, pero ya se señalaba ahí también que la Sedena no había entregado otros documentos que el GIEI considera claves y que son referidos en varios de los archivos revisados.
Ayer, Ángela Buitrago fue bastante clara: “el GIEI ha seguido insistiendo en que se necesita proporcionar toda la información existente en los archivos de inteligencia de Sedena y en el Centro Regional de Inteligencia y otros que puedan tener información clave para la búsqueda que incluyen los monitoreos o escuchas telefónicas en tiempo real del 26/09/2014 y de los días subsiguientes, incluido el 04/10/2014. Entre otras, que se encuentran parcialmente recogidas en notas oficiales de los archivos de Sedena, que muestran que se tenía un conocimiento de los hechos en el mismo momento en que se estaban dando. Dichos mensajes del Centro Regional de Inteligencia no han sido proporcionados a pesar de que se afirma que no existen, pero el GIEI tiene información de su existencia. El GIEI ha pedido al presidente Andrés Manuel López Obrador que ordene la presentación de toda la información de dichos archivos y el acceso al lugar donde se encuentran, sin lo cual se obstaculiza la búsqueda de los desaparecidos”.
Buitrago hizo un resumen de lo que ya está en el III informe, de cómo los miembros del 27 batallón estuvieron al tanto de lo que sucedía, que fueron testigos de las detenciones y que como controlaban el C4 tenían reportes de lo que estaba pasando.
Más: “personal militar tenía relación estrecha con Guerreros Unidos, como han mostrado las interceptaciones telefónicas de Chicago y otros documentos y testimonios de testigos protegidos. A la luz de estas informaciones, se hacen inconsistentes sus explicaciones de que desconocían la gravedad de los hechos y por ello no habrían intervenido”.
Ya veremos cómo queda la nueva versión del GIEI anunciada ayer.
Por lo pronto está claro que, esta vez, el GIEI que existió, con la Sedena topó.
@puigcarlos