Política

Debanhi, aquí le tocó morir

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No me meteré en los detalles porque han sido ampliamente publicados en todos los medios.

Una cosa está clara: hubo tres autopsias al cuerpo de Debanhi Escobar o tal vez debo corregir: hasta ayer se han hecho tres autopsias al cuerpo de la joven regiomontana. Tres. Las tres han concluido cosas diferentes. Y uno acá de baboso pensando que eso de la medicina forense es una ciencia y quienes la practican se certifican. Porque está claro que puede haber interpretaciones, pero lo que hemos visto no son desviaciones sino algo más parecido a tres cuerpos diferentes, tres casos, tres crímenes. Después de los tres ejercicios forenses ahora no sabemos con certeza cómo murió Debanhi, ni siquiera sabemos cuándo.

La política, que es lo que domina la procuración de justicia en México desde siempre, se ha lanzado contra el gobernador de Nuevo León y su fiscalía. Bien merecido. Nada más que la politiquería una vez más confunde los efectos con las causas. En México los crímenes no se resuelven. O seré más preciso: nueve de cada diez casos no se resuelven. Y cuando tienen atención mediática y por lo tanto consecuencias políticas, menos.

El inventario es amplio, van algunos: hoy en la conciencia colectiva hay tantas versiones como opiniones sobre quién mató a Colosio; quién y cómo se asesinó al cardenal Posadas; dónde está Manuel Muñoz Rocha; cómo es que Abraham Polo Uscanga se suicidó con más de un balazo; qué pasó en verdad con Digna Ochoa; cuánto fuego se necesita para incinerar a cuántos estudiantes de Ayotzinapa o si algún cuerpo fue algún día incinerado en el basurero de Cocula; qué pasó en verdad con Ernestina Ascencio en Zongolica o qué pasó con la niña Paulette Gebara.

El aparato de investigación criminal mexicano —no se rían— se ha especializado en montar historias y narrativas dignas de decenas de series de Netflix sobre misterios no resueltos. Nada que tenga que ver con saber algo que se aproxime a la verdad y entonces a la justicia.

Y como llevamos tantos años en esto podemos adelantar que en unos días o semanas o meses —así es la cosa— nos presentarán a uno o dos o diez culpables de la muerte de Debanhi con pruebas tan frágiles como las tres autopsias. Y cada uno creerá lo que quiera y algunos terminarán en la cárcel y otros no.

Y pronto, trágicamente, aparecerá otra Debanhi que conmoverá al país e inundará las redes y los medios. Y todo se repetirá.

Aquí nos tocó vivir, diría Cristina Pacheco. Y morir.

Carlos Puig

@puigcarlos


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  • carlos.puig@milenio.com
  • Periodista. Milenio TV, Milenio Diario y digital, de lunes a viernes. Escucho asicomosuena.mx todo el tiempo.
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