En la sociedad actual, la generación, apropiación y aplicación del conocimiento tienen una importancia relevante. El aprendizaje de los principios básicos del método científico es un punto de partida para la reflexión y actuación ante los fenómenos de la vida social y natural. En función a lo anterior, la práctica de investigación se convierte en una tarea ineludible, particularmente en la comunidad académica, toda vez que se espera contribuya al progreso y bienestar de la sociedad.
Bernal Torres (2010) nos dice que “en esta sociedad del conocimiento y de contradicciones, la educación debe desempeñar un papel preponderante en la orientación de la sociedad hacia un desarrollo humano sostenible. Para ello, de acuerdo con Gómez (2000), cada sociedad requiere que su sistema educativo se oriente a dar respuesta a las exigencias y necesidades que hoy demanda esa sociedad. Así, toda sociedad que desee desempeñar un papel protagónico en este entorno dominado por el conocimiento y que pretenda resolver sus contradicciones, deberá considerar su sistema educativo como el motor y factor de dinamismo”.
Los países viven actualmente un tiempo histórico, una de cuyas características fundamentales es la rapidez con la que se suceden los cambios. Ese dinamismo propio de las sociedades avanzadas concierne a lo social, a lo político, a lo cultural, a lo científico-tecnológico, a lo económico y a sus relaciones mutuas, haciendo más complejo el contexto en el que han de desenvolverse tanto las personas como las organizaciones e instituciones privadas y públicas. El sistema educativo, en su condición de subsistema social, no es una excepción y se ve afectado con cierta intensidad por la nueva situación. La práctica de investigación en el campo educativo cobra relevancia en este sentido. La investigación educativa que se desarrolle debe fundamentarse en el conocimiento de la realidad educativa, aportar información y juicios para el diseño de políticas públicas en la materia y además, permitir que se fortalezcan sus programas educativos.
Para investigar, en el campo educativo ó algún otro, Behar (2008) nos menciona que es preciso tener en cuenta lo siguiente:
1. La investigación es una búsqueda ordenada y sistemática de conocimiento.
2. Es un proceso en el que aplicamos nuestra mente a la solución de un problema determinado para su conocimiento objetivo.
3. La investigación tiene como fin el descubrimiento o interpretación de los hechos analizados.
4. La investigación tiene, también, como fin conocer para predecir situaciones futuras, para lo cual se requiere:
a. Un conocimiento teórico de las diferentes corrientes filosóficas y métodos.
b. Un uso adecuado de los métodos y de las técnicas de investigación.
Por su parte, Tamayo (1995) nos dice que “Investigar viene de la palabra latina sustantiva vestigio “seguir la huella”; también se puede interpretar in - vestigia – ire que significa ir en pos de unos vestigios, de unos rastros… Sus sinónimos son indagar, inquirir, buscar dando un rodeo, rastrear, hacer diligencias para descubrir una cosa, averiguar”.
Con base en estas consideraciones, la práctica de investigación en el campo educativo nos ayuda a mejorar el estudio y nos permite un acercamiento con la realidad a fin de que la conozcamos y comprendamos mejor, además de constituir un estímulo para la actividad intelectual creadora. Sumado a lo anterior, la práctica de la investigación ayuda a desarrollar una curiosidad creciente acerca del fenómeno educativo, particularmente en la solución de problemas desde una lectura crítica de las situaciones.
El acercamiento con la realidad se realiza con base en métodos e instrumentos debidamente seleccionados. La investigación es esencial en el proceso del conocimiento, porque no basta con percibir. Es necesario comprender y explicar, para poder predecir.
Behar (2008) manifiesta que “al investigar se parte del supuesto de que no puede haber conocimiento al margen de la práctica. Esta constituye el único criterio de verdad en cuanto al conocimiento del mundo exterior. Las leyes que rigen la realidad deben concordar con las ideas del hombre. El conocimiento se obtiene de la vinculación que se establece entre el sujeto cognoscente y el objeto de conocimiento. En el producto del proceso de investigación, se manifiesta la concepción del mundo que el investigador tiene. Por eso algunas investigaciones son más científicas que otras. Desde el momento de la elección del problema de estudio, en el análisis de la información y en la selección de técnicas para la investigación, se verá reflejada la postura ideológica del sujeto. En ciencias, la investigación debe guardar una autonomía tal que los resultados lleven a la obtención del conocimiento verdadero, sin deformar la realidad y que ofrezcan bases para transformarla. La investigación, orienta al investigador en su razonamiento y aproximación a la realidad, ordena sus acciones y aporta criterios de rigor científico de supervisión de todo el proceso.”
Desde esta perspectiva, la investigación educativa se constituye como un espacio de articulación entre actividades de enseñanza y gestión, generación de conocimiento científico y de material de difusión sobre los procesos educativos. Con ello, es posible atender problemáticas focalizadas y transitar hacia estructuras de relación más innovadoras, estimulando la búsqueda de nuevos conocimientos y la aplicación de ellos.
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