El ejercicio de la violencia entre hombres, que lleva a delitos como las lesiones y los homicidios, está íntimamente relacionado con las masculinidades. La forma predominante de ser hombre se vincula con el ejercicio de la violencia como manera de manejar conflictos y de controlar situaciones, a diferencia de la feminidad: a las mujeres se nos entrena emocionalmente para desarrollar habilidades para cuidar a las y los otros; es decir, culturalmente se nos enseñan formas distintas de resolver conflictos, y somos nosotras quienes desarrollamos habilidades emocionales para una resolución no violenta.
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RSE