Un centenar de diputados republicanos dirigieron una carta a Trump en la que le piden que no se impongan tasas uniformes y manifiestan su "profunda preocupación" por las consecuencias que la medida podría acarrear para las empresas estadunidenses.
El secretario de Comercio, Wilbur Ross, justificó sin embargo la adopción de los aranceles alegando que Estados Unidos desea aumentar su producción de acero. "No buscamos una guerra comercial", matizó.
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Por su parte, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo a la cadena Fox Business que los aranceles al acero y el aluminio deberían ser aplicados "muy rápidamente".
Con relación a la enérgica reacción de la Unión Europea, Mnuchin apenas comentó que es tarea del gobierno "estar del lado de las empresas estadounidenses y de los trabajadores estadunidenses".
"Por eso debemos hacer todo de una forma prudente y que sea benéfica a nuestra economía", agregó.
Washington dejó entrever que podría eximir de manera temporal a México y Canadá de las tasas sobre el acero y el aluminio que el presidente Donald Trump pretende imponer a sus socios, sin descartar el peligro de una guerra comercial con la Unión Europea.
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