Irving lleva casi dos semanas en el aeropuerto de Madrid, luego de quedar varado por comprar un boleto de avión sujeto a espacio, no tiene dinero y recibió una golpiza por dormir en la calle. Como él hay otras 200 personas que no han podido regresar a México.
Irving llegó a España para estudiar un curso de un mes en Barcelona. Tras quedar varado, se le acabó el dinero para seguir pagando un hostal de 20 euros, aproximadamente 400 pesos, por lo que ahora tiene que dormir en la calle en espera de que haya un lugar disponible para regresar a México.
Él obtuvo el boleto sujeto a espacio de Aeroméxico gracias a un familiar que trabaja como mecánico en la aerolínea. Irving estaba enterado del riesgo que se corría, sabía que regresaría a México pero desconocía exactamente cuándo.
Irving es un estudiante universitario, casado y con un bebé de seis meses. Cuando llegó al aeropuerto y se enteró de que el regreso iba a ser complicado se lo tomó con calma.
“Pensé que sería cosa de dos o tres días y que no había problema. Me sobraron algunos euros y empecé a echar mano de ellos”, dijo a MILENIO.
El primer gasto, la comida. El segundo, un hostal. Irving no hizo como otros mexicanos que eligieron el aeropuerto para dormir.
“Me dijeron que en el centro de Madrid había hostales baratos, así que caminando me encontré con uno, pregunté y me informaron que la noche costaba 20 euros”.
De esta forma, Irving pasó una, dos, tres y hasta casi 13 noches en el hostal, pero el dinero se le acabó y los otros compañeros afectados también estaban sin dinero.
“Como no me pudieron prestar pues les encargué mis cosas a los muchachos, todo, incluso mi pasaporte y me salí a dormir a la calle”, recordó.
Encontró un lugar aparentemente cómodo y tranquilo, un banco en el que cabía cómodamente estirando los pies.
“Me quedé dormido y cuando era la una de la madrugada me despertaron. Eran ocho chavos que hablaban inglés, no eran españoles, me pidieron dinero y les dije que no traía, así que me empezaron a golpear y patear por todos lados. Vamos, que me pusieron una reverenda chinga”, expresó.
El saldo de la paliza: casi diez puntadas en dos heridas, costillas y mandíbula maltrechas.
“Me llevaron al hospital. Me atendieron muy bien y sigo con dolores en todo el cuerpo. Lo peor es que casi no puedo comer porque me duele mucho la mandíbula, me estoy alimentando a base de puré para bebé”.
Irvin, como otros casi 40 afectados, recibió por parte del Consulado de México en Madrid una ayuda económica de 100 euros para los próximos cinco días, si es necesario la cifra se repetirá otra vez.
“No me arrepiento de nada y es muy fácil decirte el motivo: mi familia, es decir, mi esposa y mi hijo. Vine a estudiar un mes y misión cumplida. Si me tardo en volver otra semana no pasa nada. Eso sí, no vuelvo a dormir en la calle”, aseguró el mexicano.
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