Barcelona amaneció hoy prácticamente paralizada.
Estaciones de metro y comercios no están dando servicio, las carreteras se cerraron, el FC Barcelona no tendrá entrenamientos y algunos turistas deambulaban desorientados por la ciudad en medio de miles de catalanes que marchan para denunciar la violencia de la que fueron víctimas el domingo durante el referendo de independencia.
TE RECOMENDAMOS: UE y ONU urgen a Rajoy abrir diálogo con Cataluña
Los sindicatos de la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO) convocaron a paralizar la región española de 7.5 millones de habitantes. Estudiantes, trabajadores o simples ciudadanos indignados abandonaron sus labores para manifestarse contra la opresión del gobierno español.

Al grito de "¡Fuera las fuerzas de ocupación!" y "Las calles serán siempre nuestras!", los catalanes protestan portando banderas independentistas.
El lugar está protegido por innumerables camionetas de la Policía Nacional, la policía catalana y los bomberos.
Los manifestantes de repente usan el silencio sepulcral y alzan las manos abiertas sobre sus cabezas en señal de rendición. A su paso, los automovilistas hacen sonar las bocinas, sacando puños en alto por las ventanillas de sus vehículos.
Por su parte, unos 200 guardias civiles enviados en refuerzo a Cataluña tuvieron que abandonar el hotel donde se alojaban tras un tensa concentración nocturna frente al establecimiento, donde manifestantes les lanzaron insultos y botellas.
"Nada de esto hubiera sucedido si el gobierno (catalán) no se hubiera declarado en rebeldía contra la ley", aseveró a la prensa el delegado del gobierno español en Cataluña, Enric Millo.

Gobierno español vs. referendo catalán
Las imágenes de la violenta intervención policial en un intento por impedir una votación sobre la independencia catalana dieron la vuelta al mundo.
Más de 890 civiles fueron tratados por lesiones, la mayoría de ellas leves, tras enfrentamientos con las autoridades, según responsables sanitarios de Cataluña. Los agentes emplearon bastones, y algunos dispararon pelotas de goma, para tratar de desalojar a quienes querían votar en la consulta.
Según el Ministerio de Interior español, 431 policías nacionales y guardias civiles sufrieron lesiones.
La actuación de las fuerzas de orden generó críticas en todo el mundo, aunque la Unión Europea y la mayoría de los gobiernos respaldaron la posición de España en la crisis política más grave de las últimas décadas en el país.