El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, trató ayer de vincular a los demócratas con Rusia mientras su fiscal general, Jeff Sessions, sigue en la mira por sus contactos con Moscú.
A través de su cuenta personal de Twitter, Trump abogó por una “investigación inmediata” de los lazos del líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, con el Kremlin y el mandatario ruso, Vladímir Putin.
En su tuit, Trump hizo la petición acompañada de una fotografía en la que aparecen juntos Putin y Schumer, a quien tildó de “hipócrita total”.
La foto es de septiembre de 2003 y fue tomada en Nueva York, en la primera gasolinera en esa ciudad de la compañía rusa Lukoil.
El senador respondió al presidente, también en Twitter, casi de inmediato y le dijo que no tiene ningún problema en hablar de ese contacto que tuvo “con Putin y sus asociados” y que ocurrió “a la vista de la prensa y el público”, al retar a Trump y a su equipo a hacer “lo mismo” sobre sus encuentros y conexiones con funcionarios rusos.
Trump demandó después, en otro tuit, una “segunda investigación”, esta vez de los “estrechos lazos” de la líder demócrata de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, con Rusia y de “mentir” sobre ello.
El presidente adjuntó en este caso un artículo del diario digital Politico, que contiene una foto de una reunión de 2010 entre Pelosi y varios funcionarios del Kremlin, entre ellos el embajador ruso en Washington, Serguei Kislyak.
El llamado de Trump a investigar a líderes demócratas en el Congreso se produce en medio del escándalo por los contactos con Rusia de Sessions.
Cuando era senador y asesor de la campaña electoral de Trump, Sessions se reunió dos veces con Kislyak, en los meses previos a los comicios presidenciales del pasado noviembre en EU.
Durante el proceso en el Senado sobre su confirmación como nuevo fiscal general y al ser preguntado por eventuales contactos con el Kremlin, Sessions ocultó esos encuentros con Kislyak al considerar, según alega ahora, que fueron en su condición de senador y no como asesor de la campaña de Trump.
Ante las críticas suscitadas, Sessions dio una rueda de prensa el jueves para anunciar que se apartará de la investigación de su departamento, el de Justicia, sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones para dañar con ataques cibernéticos a la entonces candidata demócrata Hillary Clinton y favorecer a su rival, el ahora presidente Trump.
Durante la convención de investidura del Partido Republicano, en julio en Cleveland (Ohio, norte), dos ex consejeros de Trump, J.D. Gordon y Carter Page, se reunieron con Kislyak, reportó el diario USA Today.
El ocultamiento de conversaciones telefónicas con el embajador ruso le costaron el cargo al ex asesor de Seguridad Nacional de Trump Michael Flynn. Cuatro comisiones legislativas han abierto investigaciones sobre el tema.
Desde Moscú el canciller ruso, Serguei Lavrov, sostuvo que los contactos con funcionarios y legisladores son parte de las tareas de un embajador. Añadió que la presión sobre Sessions “se asemeja a una cacería de brujas o la época del macartismo, que creíamos había quedado en el pasado en EU como país civilizado”.
En la década de 1950, el senador Joseph McCarthy lideró una cacería de presuntos infiltrados comunistas en el gobierno de EU, basada en gran medida en acusaciones infundadas.
EL YERNO DEL MANDATARIO TAMBIÉN TUVO CONTACTO
Jared Kushner, el asesor y yerno de Donald Trump, también se reunió con el embajador ruso en Washington, Serguei Kislyak, aunque en su caso lo hizo durante el periodo de transición, una vez el empresario neoyorquino ya había ganado las elecciones.
La Casa Blanca confirmó ayer el encuentro entre Kushner y Kyslyak, que ocurrió en diciembre pasado en la Torre Trump de Manhattan en el contexto de una procesión de empresarios, embajadores, políticos, celebridades e incluso mandatarios, como el premier japonés Shinzo Abe, por las oficinas del entonces presidente electo.
A diferencia de los escándalos que estallaron con Michael Flynn, ex asesor de seguridad nacional y con el fiscal general, Jeff Sessions, por reunirse con Kislyak durante la campaña electoral, en medio de una tormenta política por la presunta injerencia del Kremlin en los comicios, el encuentro con el esposo de Ivanka Trump sucedió una vez que el magnate fue elegido presidente por lo que no implicaría ningún delito o sanción y habría tenido como objetivo “establecer una línea de comunicación” entre el Kremlin y los nuevos inquilinos de la Casa Blanca.
Con información de: EFE/Washington.