El brexit, la crisis de la Unión Europea (UE) y el elevado nivel de desempleo en Francia hacen que la popularidad de Marine Le Pen suba como la espuma. Siete meses antes de las elecciones presidenciales francesas, la populista de derecha se modera para evitar fallos en público.
A sus 48 años, la presidenta del ultraderechista Frente Nacional (FN) repetirá el próximo 23 de abril a las elecciones para conquistar el Palacio del Elíseo (sede del Ejecutivo francés), después de que su partido se convirtiese en la fuerza más votada del país en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014.
“Por primera vez el FN piensa que la victoria es posible”, aseguraba confiado un seguidor de Le Pen en el periódico parisino Le Monde hace poco. Pero todavía no está claro si la formación de extrema derecha vaya a triunfar si pasa a una segunda vuelta presidencial en mayo del año que viene.
Hasta ahora los partidos, los votantes y el sistema electoral mayoritario han alejado al clan Le Pen de la cúpula del poder. Así ocurrió en 2002, cuando el padre de Marine, Jean-Marie Le Pen, llegó a la segunda vuelta pero fue derrotado en ella por el candidato conservador, Jacques Chirac.
Jean-Marie Le Pen abandonó el partido que había fundado debido a sus reiteradas declaraciones antisemitas, mientras que su hija se esfuerza desde hace años en moderar la apariencia del FN.
La eurodiputada Le Pen cultiva la imagen de un movimiento de protesta y se identifica con el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump. “Nos parecemos porque no pertenecemos al sistema establecido (...) No dependemos de nadie y no aceptamos órdenes de nadie”, declaró a la cadena de noticias estadunidense CNN.
Le Pen siempre estuvo en contra de la Unión Europea y parece que la actual crisis le favorece.
Los votantes británicos decidieron por mayoría salir de la UE, algo que la presidenta del FN lleva exigiendo para Francia desde hace años. Si gana las elecciones de 2017 quiere que sus compatriotas decidan sobre esa cuestión, lo que deja a los europeístas del país temblando, pues en 2005 los franceses votaron en contra del proyecto de Constitución europea.
La presidenta del Frente Nacional felicitó el fin de semana a los “patriotas de AfD”, el partido populista de derecha Alternativa para Alemania, tras su éxito en las elecciones de la región Mecklemburgo-Pomerania.
En el Parlamento Europeo, por ejemplo, el político de AfD Marcus Pretzell se unió a la fracción de derecha de Le Pen, Europa de las Naciones y de las Libertades. Pero otras de las europarlamentarias de AfD, Beatrix von Storch, se sienta junto al grupo antieuropeo Europa de la Libertad y de la Democracia Directa, liderado por uno de los principales impulsores del brexit, Nigel Farage, del partido Ukip.
Para los partidarios de Le Pen ya es un éxito que el ex presidente y aspirante a la presidencia francesa Nicolas Sarkozy (2007-12) esté utilizando un tono muy duro en temas tan delicados como la identidad de los franceses y la inmigración.
“Debemos reducir el número de inmigrantes (...)”, afirma Sarkozy en su nuevo libro, Tout pour la France (Todo por la Francia).
“Sarkozy ratifica nuestro programa”, dijo el secretario general del FN, Nicolas Bay, en el periódico belga Le Soir. Pero nosotros lo llevaremos a cabo”, añadió.
Las encuestas estiman que Le Pen recibirá la mayoría de votos en la primera ronda, pero será derrotada en la segunda vuelta.