Las escapadas de Donald Trump a Florida, los viajes de sus hijos por el mundo y la residencia de la primera dama en Nueva York elevan las facturas a niveles insólitos y complican la labor del Servicio Secreto (SS) en Estados Unidos.
Este es el tercer fin de semana consecutivo que Trump pasa en su lujoso club privado Mar-a-Lago de Palm Beach (Florida), al que ya ha bautizado como “La Casa Blanca de invierno”. A los gastos de su desplazamiento —y del de su séquito de seguridad— desde Washington, se suman los de Melania, quien ha viajado desde Nueva York los tres fines de semana para acompañar a su marido en Florida.
La primera dama permanece en su lujoso ático de la Torre Trump en Manhattan mientras su único hijo, Barron, termina el curso escolar.
El SS, que se encarga de la seguridad del presidente y su familia, se ve así con el reto de velar por los Trump en varias residencias, estados e incluso continentes a la vez. Los dos hijos adultos varones de Trump, a quienes transfirió el control de su conglomerado empresarial, viajaron este fin de semana a los Emiratos Árabes para la inauguración de un campo de golf de la marca familiar. Desde enero, Donald Jr. y Eric han viajado a Uruguay, República Dominicana y Emiratos Árabes, y está previsto que el 28 de este mes asistan a la apertura de un rascacielos Trump en Vancouver (Canadá).
El viaje de Eric a la turística Punta del Este (Uruguay) para promover la marca a principios de enero costó a los contribuyentes de EU 97 mil 830 dólares, según las facturas a las que tuvo acceso el Washington Post. Aunque se trató de un viaje de negocios, la seguridad del joven, al ser parte de la familia del presidente, recae en el Servicio Secreto, es decir, en el erario.
Las habitaciones de hotel de los agentes —para unas dos noches— costaron en total 88 mil 320 dólares, mientras que las del personal de la embajada de EU en Montevideo desplazado para apoyar el despliegue sumaron 9 mil 510 dólares más. El detalle de sus gastos se suma a otros números que han ido trascendiendo: se calcula que cada viaje del presidente al lujoso Mar-a-Lago en Floria cuesta 3.6 millones de dólares, por lo que los tres que ya ha efectuado superarían los 10 millones de dólares.
Estos son los cálculos que hacen el Post y el portal Politico con base en los datos de un viaje comparable del presidente Barack Obama (2009-17) en 2013 de Washington a Palm Beach cuatro días, con una parada intermedia en Chicago para dar un discurso. Los costos de ese viaje están documentados en un informe de la contraloría preparado en 2016 a pedido del senador republicano John Barrasso. Trump fue por años uno de los mayores críticos de los viajes de Obama, pero analistas apuntan a que, a este ritmo, su factura superará con creces a la de su predecesor. El grupo conservador Judicial Watch estima que los gastos de viajes de Obama sumaron un total de 97 millones en ocho años. Con las facturas de las primeras semanas de Trump en la Casa Blanca, solo cuatro años de mandato podrían arrojar “cientos de millones de dólares más” en viajes, según estimaciones del Post.
