Esta tragedia "estaba pronosticada" desde hace "mucho tiempo", dice Wilson Chilito, con las botas llenas de barro, mientras ayuda a familiares a embalar sus enlodadas pertenencias para irse de San Miguel, uno de los barrios arrasados por la avalancha en Mocoa, sur de Colombia.
Hoy más de 200 muertos enlutan a esta ciudad amazónica. Para este joven, de 22 años, se cumplieron los rumores fatídicos que se repetían desde hace año y medio, pero que todos tomaban "con recocha" (en broma). Aún no sabe si perdió cuatro o cinco familiares en el lodazal, incluidas su madrastra y su hermana. Él sobrevivió porque se subió al techo de una vivienda donde ve pasar "gente, neveras y casas" completas, desde que comenzó la tragedia, el viernes en la noche.
Elimelec Vargas, también de 22 años, dice que el desborde de los tres ríos tras torrenciales lluvias en Mocoa "ya estaba predicho".
"Hay un documental que habla de que esta era, fue, una zona de riesgo", dice Vargas, que llegó con su familia a los 10 años desplazado por la violencia de la guerra interna.
Casi todo es escombros en la capital del Putumayo: hay muñecos y zapatos de todos los tamaños que sobresalen en el lodo y algunos colchones sirven de puentes a rescatistas y curiosos. Son algunas casas en este barrio rodeado por dos quebradas que se desbocaron, quedaron en pie.
Arturo Herás, de 46 años conserva su vivienda íntegra frente a una calle casi convertida en una tercera quebrada. Por lo pronto, ya mandó a sus tres hijos a vivir a otra parte.
Entre el dolor y la desazón, Colombia busca este domingo contrarreloj supervivientes de una brutal avalancha que arrasó la sureña ciudad de Mocoa, dejando más de 200 muertos y cubriéndola todo de barro y piedras tras torrenciales lluvias en la región andina de Sudamérica. El último reporte oficial cifraba ayer en 200 el total de muertos, y más de 200 heridos.
Eivar Gómez, de 43 años, también era vecino del barrio y mientras busca con desesperación a seis miembros de su familia desaparecidos y piensa cómo enterrar a otros tres, afirma: "Ni regalado vivo allá en San Miguel" de nuevo, comenta luego de secar las lágrimas de su hija de nueve años.
Con ella sobrevivió al alud sujetándose de un árbol mientras el lodo se tragaba primero la moto en la que intentaba huir y luego a su sobrina, con una bebé en brazos y otra niña en la mano. "Todo pasó muy rápido, en 20 minutos ya estábamos encerrados", cuenta, antes de partir al cementerio a ver si halla el cuerpo de su madre o su padre.
El alcalde de Mocoa, José Castro, dijo que el riesgo sigue latente en Mocoa, fundada en 1563. "Al municipio lo surcan cerca de diez ríos y eso indica que no es el lugar donde debería ubicarse una población", dijo al diario El Espectador.