El papa Francisco se reunió con obispo de Estados Unidos, a quienes pidió que reciban "sin miedo" a los inmigrantes, y les aseguró que estos enriquecerán tanto al país en general como a la Iglesia católica en concreto.
 
"La Iglesia estadunidense conoce como pocas las esperanzas de los corazones de los migrantes. Desde siempre ha aprendido su lengua, apoyado su causa, integrado sus aportaciones, defendido sus derechos, promovido su búsqueda de prosperidad, mantenido encendida la llama de su fe", dijo durante el encuentro en la Catedral de San Mateo Apóstol.
 
 "Ahora tienen esta larga ola de inmigración latina en muchas de sus diócesis (...) siento la necesidad de darles las gracias y de animarles", expresó.
 
 "En todo caso, sepan que también tienen recursos que compartir. Por tanto, acójanlos sin miedo. Ofrézcanles el calor del amor de Cristo y descifrarán el misterio de su corazón".
 
 Hizo un reconocimiento a su trabajo con los millones de personas que llegan a Estados Unidos, "incluso ahora, ninguna institución estadunidense hace más por los inmigrantes que sus comunidades cristianas".
 
El Papa llegó a la catedral entre la algarabía de un nutrido grupo de feligreses que se concentró desde primera hora en las calles aledañas, donde ondeaban las banderas blancas y amarillas del Vaticano.
 
 El presidente de la Conferencia Episcopal Estadunidense, el arzobispo Joseph E. Kurtz, dio la bievenida al Papa y ante él calificó a la Iglesia norteamericana como "vibrante", en un país "fundado por inmigrantes que buscan la libertad religiosa y la oportunidad económica". 
 
El papa Francisco, que durante su pontificado ha pedido públicamente perdón por los abusos sexuales cometidos por miembros del clero y ha endurecido las normas para castigar esos crímenes dentro de la Iglesia, habló ante los obispos sobre los "momentos oscuros" de la Iglesia.
 
"No he venido a juzgarlos o a impartirles lecciones", expresó. "Soy consciente del valor con el que han afrontado momentos oscuros de su recorrido eclesiástico sin temer autocríticas ni ahorrarse humillaciones y sacrificios". 
 
 "Sé cuánto han pesado en ustedes las heridas de los últimos años", añadió Francisco, y reconoció la generosidad con la que los obispos han trabajado para "curar" a las víctimas y por "continuar trabajando para que semejantes crímenes no se repitan nunca más".
 
 También les advirtió de que deben comportarse con valor y no dejarse "paralizar por el miedo" a pesar de reconocer que los miembros de la jerarquía de la Iglesia en Estados Unidos están a menudo en un territorio "hostil".
El pontífice de 78 años se reunió con los 450 miembros de la conferencia de obispos estadunidenses.
 
	