El ex primer ministro y hombre fuerte de la derecha israelí Ariel Sharon falleció ayer después de permanecer ocho años en coma, suscitando una ola de homenajes en su país y en todo el mundo, mientras que los palestinos denunciaban a “un criminal de guerra”.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, envió sus condolencias a los israelíes y a la familia de Sharon, a quien describió como “un líder que dedicó su vida a Israel”.
El mandatario francés François Hollande dijo que Sharon fue “un actor mayor en la historia de su país”.
También la mandataria alemana Angela Merkel y el primer ministro británico David Cameron adhirieron al homenaje. Así como el presidente ruso, Vladimir Putin, quien habló de un “gran político y militar”.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, saludó “su coraje político y su determinación”, refiriéndose a la retirada de soldados y colonos de la franja de Gaza en 2005.
El gobierno de México expresó sus condolencias a través de un comunicado emitido por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
“El Estado de Israel se inclina ante la muerte del ex primer ministro Ariel Sharon”, declaró por su parte el premier Benjamin Netanyahu en un comunicado en el que expresa “su profundo pesar”.
“Mi querido amigo Arik (diminutivo de Ariel”) Sharon perdió su última batalla”, lamentó el presidente Shimon Peres.
En contra parte, Jibril Rabub, dirigente del Fatah, movimiento del presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abas declaró que “Sharon era un criminal, responsable del asesinato de (Yaser) Arafat, y esperábamos que compareciera ante la Corte Penal Internacional (CPI) como criminal de guerra”.
El movimiento islamista Hamas, en el poder en la franja de Gaza, calificó de “momento histórico” la “desaparición de este criminal con las manos cubiertas de sangre palestina”.
Sharon pasará a la Historia como el artífice en 1982 de la invasión del Líbano cuando era ministro de Defensa, y también como el jefe de gobierno que evacuó las tropas y a los colonos de la franja de Gaza en 2005.
Una comisión de investigación internacional concluyó que era responsable por no haber impedido las matanzas de los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila en Beirut en septiembre de 1982, cometidas por una milicia cristiana aliada de Israel.
En 1983 tuvo que dimitir, lo que no le impidió convertirse en primer ministro en 2001 ni ser reelegido en 2003.
Hoy el ataúd de Sharon será expuesto al público en la Knesset, parlamento israelí, y mañana será llevado al rancho familiar al sur de Israel, no lejos de la frontera con Gaza, donde deseaba ser sepultado, al lado de su segunda esposa, Lily.
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CONSCIENTE
Ariel Sharon era consciente de su entorno hasta hace solo dos o tres meses, aseguró ayer la enfermera que le cuidaba, Paulina Rosenberg.
“En cada tratamiento que le aplicábamos podíamos ver cómo luchaba, y luchó hasta el final”, dijo la terapeuta, quien aseguró que no estaba en coma profundo.
“Tenía fotos de toda su familia en la habitación, y un día cuando le puse enfrente una foto de su mujer Lili, una lágrima cayó de sus ojos”, contó la enfermera.