Si el mercado laboral en México fuera equitativo, se generarían 240 mil millones de pesos anuales extra a los que el país genera. Esos ingresos provendrían únicamente del acceso de las mujeres a empleos en igualdad de circunstancias que los hombres.
“Esto (la igualdad) no es una cuestión de beneficencia, desde luego, la inclusión es un tema moral y es un tema legal, y es un imperativo económico. Desperdiciar capacidades por prejuicios es un lujo que no nos podemos dar, hay pérdidas económicas en juego”, aseguró Alexandra Haas, presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred)
Durante el foro ‘Mujeres que dejan huella’ realizado por Milenio, la funcionaria señaló que uno de los grandes retos para el gobierno es levantar la información sobre la problemática social existente en el país de una forma más pertinente y enfocada y hacerla visible.
Agregó que uno de los grandes compromisos que asumió al estar al frente de la Conapred, fue visibilizar el trabajo de la empleadas domésticas en México, que sea cuantificado económicamente y trabajar por reformas a la Ley General de Trabajo para que las estas mujeres tengan acceso a sus derechos, “es una vergüenza para nuestro país el seguir teniendo ese régimen de esclavitud”, expresó.
Por su parte, Lorena Guillé, directora de Responsabilidad Social Empresarial de Cinépolis y directora ejecutiva de Fundación Cinépolis, explicó que la empresa logró reducir su brecha de género pues 54% de los empleados son mujeres y, tan sólo en los últimos tres años, Cinépolis logró un crecimiento de 25%, “seguimos avanzando, seguimos cerrando brechas”.
Guillé explicó que dentro de la empresa existe un plan de desarrollo para las mujeres, “estamos trabajando en una estrategia integral, en cómo trabajamos en la creación de oportunidades de carrera y crecimiento”, dijo durante su participación.
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Asimismo, la fundación Cinépolis mantiene el programa ‘Del amor nace la vista’, que ha beneficiado a más de 35 mil personas que padecían ceguera por cataratas, “75% de las mujeres que padecen ceguera por catarata pierden visibilidad en sus familias”, reveló durante el panel ‘Mujeres sin límites’ y destacó la importancia de sumar a los hombres en el tema de empoderamiento femenino.
Martha Elisa Espinosa, directora de Sustentabilidad Corporativa para OHL México, destacó que la empresa lleva 12 años impulsando el empoderamiento de las mujeres en distintas comunidades del país, “las mujeres ayudan a que la economía mejore un 30% en sus comunidades”, dijo.
Además, destacó que las empresas que incluyen a mujeres en puestos directivos crecen hasta 16%.

La necesidad de ser empáticas
Saskia Niño de Rivera, fundadora de la organización civil Reinserta, ha dedicado su vida a trabajar con mujeres y hombres encarcelados y asegura que las prisiones en México son “un tema invisible” y la situación de violencia por la que atraviesa el país no ayuda a mejorar la vida de los reos.
“La gente hoy por hoy decide dar la espalda a un tema tan importante para nuestro país”, dijo durante el panel ‘Mujeres sin miedo’, “los números de la delincuencia en nuestro país no bajan y es muy complicado poder ver el sistema penitenciario como un sistema íntegro”.
Niño de Rivera, quien ha trabajado en cárceles de todo el país,explicó que el trabajo de un sistema penitenciario debería ayudar a los reos a reinsertarse a la sociedad, sin embargo “tenemos cárceles que hemos dedicado a castigar a la gente (...) el tema penitenciario y el tema de las cárceles en México han hecho mucho daño a las mujeres”.
Destacó que juzgar a una persona sin conocer sus circunstancias ni sus motivaciones únicamente sólo incrementa la segregación, “debemos pensar cómo como mujer puedes cambiar la forma de tratar a la mujer que está a un lado de ti. Los cambios son todos los días y desde la cosa más tonta que podamos imaginar”.
Durante la charla, Norma Romero, cofundadora del grupo Las Patronas que ayuda a migrantes, relató que en un inicio a ella y sus compañeras las tildaban “de locas” por ayudar y alimentar a los migrantes centroamericanos en su travesía a Estados Unidos, sin embargo continuaron haciéndolo, “el querer al ser humano no escueta, y es cierto, no cuesta. No tenemos dinero, no somos millonarias, pero la riqueza comienza en nuestra mente y en el corazón”.
Explicó que comenzar y darle continuidad a la labor no fue fácil, pues en los pueblos el machismo es arraigado e incluso algunas compañeras dejaron de apoyar la causa por prohibición de sus maridos; sin embargo, aseguró que en una labor como la que realizan es importante tomar en cuenta a sus parejas, incluirles en el proceso, “tenemos que dar un poco de lo que tenemos y lo que tenemos es esto: ideales y principios”.
La alpinista, empresaria y conferencista Elsa Ávila relató que uno de los mayores retos que atraviesan las mujeres en la vida profesional es la confianza en sí mismas y aunque en sectores dominados por hombres, como el alpinismo, es difícil ganarse un lugar, con el trabajo y la dedicación se gana el respeto de los compañeros.
“La pasión que te lleva a pasar hambre y frío, estar a punto de la muerte cuando piensas que tu límite está en un punto y no es verdad, es tu amor a la vida el que te impulsa. He estado en el límite de no regresar, es muy sencillo abandonarte, pero dar otro paso de brincar ese límite es el amor a la existencia, es una lucha que se puede volver placentera donde no importa la tormenta que atravieses”, dijo.

Al foro asistió Samah Abdulhamid, la primera mujer siria en recibir asilo en México y quien se encuentra en el país como estudiante de arte, explicó que llegó al país como estudiante como parte de un programa de educación internacional, y que con el conflicto armado que atraviesa su país, para los jóvenes sirios es difícil continuar con sus estudios, “es muy difícil obtener una beca para una siria joven como yo, eso es imposible para muchos jóvenes, la gente ahora me ve como una joven que está tratando de construir”.
Afirmó que la guerra afecta especialmente a mujeres y niños pues hay quienes abusan de posiciones de poder para violentarlos pues existe una idea arraigada de que son débiles, “durante una guerra hay mucha violencia, agresión, y les sucede más a las mujeres que a los hombres.
La importancia de la educación

Las escuelas deben fungir como espacios para formar ciudadanos respetuosos, participativos y tolerantes, de ahí la importancia de procurar una educación integral e igualitaria entre niños y niñas.
La rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, Carmen López Portillo, aseguró que sí existe un cambio generacional que se preocupa por el cuidado y el respeto de otros, pero aún hay mucho trabajo pendiente en el tema educativo.
“La manera en que nos enseñan a tratar al otro, hay tantos prejuicios y tantas cargas que la realidad es que debemos formar a los niños desde la primera edad a tratar con respeto y tolerancia al otro, la otra, a lo que sea. Respeto radical a la dignidad del otro”, dijo.
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Asimismo, Patricia Juárez Camacho, doctora en ciencias bioquímicas de la UNAM, explicó que una de las grandes diferencias entre el número de mujeres involucradas en el campo de las ciencias exactas, comparada con el porcentaje de hombres, tiene que ver con la educación que se recibe desde pequeño pues a los niños se les alienta a perseguir sus metas laborales, mientras que a las mujeres se les educa como “seres frágiles” que algún día van a tener una familia a la cual dedicarse, por encima de sus aspiraciones profesionales.
“Esto comienza desde la casa, comienza desde los niños y niñas hasta los primeros años de formación en la escuela, necesitamos comenzar un poquito antes a darle apoyo y la fuerza a esas niñas y estimularlas en su creatividad, a no marcarles esos límites sociales”, explicó.
En este tema, Gabriella Gómez Mont, fundadora del Laboratorio para la Ciudad de México, destacó que se debe pensar en un andamiaje social que forme a los niños como personas fuertes e independientes y destacó que las mujeres que viven situaciones que las obligan a salir de su estado de comodidad son aquellas que luchan por cambios sociales. “La gente que ha vivido ciertos temas a título muy personal, muy íntimo, eso se vuelve un tema social”, afirmó.
Experimentar ser mujer está muy cabrón: Eufrosina Cruz

Las mujeres también pueden ser libres dentro de un contexto social donde los usos y costumbres están fuertemente arraigados a la comunidad, pero se debe trabajar en quitar el “velo de la ignorancia” y hacer de las mujeres seres valiosos cuyas voces sean escuchadas.
La diputada oaxaqueña, Eufrosina Cruz, aseguró que los padres que entregan a sus hijas pequeñas en matrimonio en comunidades indígenas del país no son culpables de hacerlo porque no conocen otro contexto de vida.
“Mi padre aprendió a los 72 años, conmigo, que su hija también tenía derechos, la vida no le había dado esa oportunidad antes”, dijo durante la charla magisterial otorgada en el foro Mujeres que dejan huella.
La funcionaria aseguró que hombres y mujeres deben trabajar de la mano para aportar al país.
“A veces es muy fácil el concepto de mujer, pero vivir y experimentar ser mujer está muy cabrón, ahí es donde yo los invito a que no nos tengan miedo, no queremos arrebatarles nada, simplemente queremos caminar al lado de ustedes, que nos preguntan a nosotras cómo queremos las cosas, cómo es nuestra visión, esa es otra capacidad que queremos aportar al país”, dijo.
“Mujeres que dejan huellas está en cada una de nosotras dejar esa huella en nuestras hijas, nuestras hermanas, nuestra vecina, en esa señora que vive violencia”, concluyó.
Ayudemos a romper la barrera cultural: Ana Lucía Cepeda

Cambiar la cultura laboral es un proyecto a gran escala que inicia con pequeñas acciones. Ana Lucía Cepeda es directora general de Bolsa Rosa, una plataforma que crea un vínculo entre empresas que buscan llenar ciertos puestos y mujeres que buscan empleos.
Su proyecto es finalista del Cartier Women’s Initiative Awards 2017 y se ha dedicado a cambiar la cultura laboral de las empresas para generar que los trabajos sean flexibles y ayuden a las mujeres, y a los empleados en general, a tener un balance entre la vida profesional y la vida personal.
La flexibilidad, explicó Ana Lucía, no sólo ayuda a los empleados, también mejora su productividad dentro de la organización, la idea es “romper la barrera cultural a través de una mujer que entra a una empresa con un empleo flexible”.
Explicó que sí existe una brecha salarial entre hombres y mujeres, sin embargo una de las razones es que las mujeres en muchas ocasiones por miedo a perder su empleo no se atreven a negociar un sueldo superior, “el límite lo tenemos metidísimo en la cabeza”.