Política

La libertad religiosa en la era Trump

Las primeras decisiones del presidente Trump relacionadas con la libertad religiosa apuntan en dos sentidos. El primero, el relacionado con la política exterior con los Estados mayoritariamente musulmanes y el segundo, apunta en querer revocar la Enmienda Johnson de 1954, tema del que nos ocuparemos la semana siguiente. Recordemos que la libertad religiosa es un derecho humano consagrado en todos los instrumentos internacionales firmados y ratificados por el país vecino del norte.

La política exterior de los Estados Unidos y su relación con las cuestiones de fe tuvo su apogeo cuando George Bush segundo había iniciado con su eje del mal y manifestado públicamente su fe. El fundamentalismo estadounidense se hizo presente pero poca o nula difusión –e interés- provocó en los medios nacionales. Ahora, las primeras medidas de Trump suponen que no dejar entrar a refugiados sirios y retrasar el ingreso de alguno de los siete países musulmanes señalados, disminuirá la probabilidad que algún fundamentalista islámico entre a Estados Unidos. Tal decisión está violentado todos los tratados internacionales porque ha basado su decreto en un acto exclusivo de discriminación, desde la Carta de Derechos Humanos, hasta la Declaración Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Intolerancia y Discriminación Fundadas en la Religión o las Convicciones. Pero eso no es todo. No sólo hacia fuera y contra todo musulmán están dirigidas las decisiones de Trump, sino hacia el interior de los Estados, con un presidente ultraconservador, defensor del aborto y perseguidor de todo aquel que contra él discrepe.

Es evidente que muchas cosas van a cambiar en el mundo a partir de la era Trump. Y una de esas será el derecho a la libertad religiosa, no sólo por la animadversión que el magnate tiene contra los musulmanes, sino porque no parece haber nada en el sistema internacional jurídico que frente las aspiraciones y revierta las decisiones del presidente. Trump comenzará a gobernar en este tema (el que conlleva la Enmienda Johnson) más como un presidente mexicano que violenta toda separación entre el Estado y la Iglesia y que antepone sus convicciones personales a los derechos de las personas, que como un presidente que representa un Estado garante de los derechos humanos, tema en el que, por cierto, Estados Unidos siempre ha sido altamente cuestionado.

Quizá, la visión americana de lo que nosotros entendemos por laicidad también se convierta en un retroceso al momento en que Trump pretenda echar por tierra la Enmienda Johnson. Y quizá entonces, Estados Unidos se parecerá más a México en el sentido de permitir el uso del púlpito –por convicción u omisión, claro está- para influir de manera directa en política. Así, el concepto que define a la libertad religiosa como el derecho de creer en lo que uno decida SIN DISCRIMINACIÓN ALGUNA, ha comenzado a ser despedazado por el mismo presidente de los Estados Unidos, quien a ignorado el fundamento y principios que sustentan todo el sistema de derechos humanos en el mundo.

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Sara S. Pozos Bravo
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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