El Informe Deetman, presentado en diciembre de 2011, revela el secreto mejor guardado de la Iglesia católica en Holanda: entre 10 y 20 mil menores de edad recibieron algún tipo de violación o tocamiento indebido por parte de más de 800 religiosos, entre sacerdotes e integrantes de diversas órdenes religiosas católicas. De esos 800 religiosos católicos pederastas, cien vivían en el momento de dar a conocer los resultados de investigación de la Comisión Deetman, creada por el gobierno holandés para investigar los casos de abuso sexual perpetrados por la Iglesia católica en aquel país nórdico.
Los hechos fueron revelados a finales de 2011 y abarcaron más de 50 años en donde el silencio de la jerarquía católica respecto del tema fue aplastante. El Informe de 1200 páginas reveló la existencia de minutas, circulares, oficios y documentos oficiales de la Iglesia católica en Holanda en la que conocía los miles de casos de abuso sexual cometido por sus sacerdotes.
El planteamiento original de la investigación a manera de hipótesis fue propuesto por el responsable de la misma, el ex ministro de educación, Winn Deetman. ¿Cómo pudo pasar algo así? –se preguntó Deetman-. En la búsqueda de explicaciones a lo ocurrido, la comisión llegó a una conclusión reveladora sobre la percepción del celibato en Holanda: cumplir el celibato era una pena imposible de cumplir de por vida. Y ante la necesidad sexual, el abuso sobrevino contra los menores.
De los más de 10 mil menores afectados por este tema, cerca de dos mil pudieron comprobarse y verificarse como abusos sexuales, como violaciones. El 95% de las víctimas fueron hombres menores de 12 años. Los abusos se dieron en la zona católica holandesa, al sur de ese país, principalmente en colegios e instituciones religiosas dirigidas por jesuitas, salesianos y los Hermanos del Amor.
La suma por indemnizaciones y reparación del daño que tuvo que pagar la Iglesia católica en Holanda asciende a más de 5 millones de euros. En realidad, la suma es poca considerando los criterios y montos que la justicia holandesa estableció como sanción para la Iglesia católica. Así, si hubo insinuaciones o gestos sexuales contra la integridad física del menor 5,000 euros. Si hubo tocamientos genitales 7,500 euros. Dependiendo del periodo y la frecuencia entre 10 mil y 20 mil euros. En caso de violación, se pagarán 25,000 euros. Y si el abuso fuera excepcional y prolongado, y las secuelas psíquicas permanentes, la indemnización llegaría a los 100,000 euros. En realidad, la cantidad es poca considerando la complicidad y gravedad del delito pero además, la Iglesia católica condicionó la reparación del daño a que las víctimas volvieran a denunciar los abusos de los que habían sido objeto pero ahora ante la comisión creada por la misma institución religiosa.
Junto con Irlanda, el Informe Deetman comprueba, una vez más, de la complicidad y encubrimiento realizado por la jerarquía católica en materia de abusos sexuales a menores al interior de esa institución religiosa.
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