Traducida al español como En Primera Plana, la película ganadora del Óscar hace apenas una semana, ha llamado la atención de una buena parte de personas ajenas –por convicción o conveniencia- al tema de la pederastia en la Iglesia Católica. El grupo de periodistas del periódico The Boston Globe, a principios de la década pasada, publicó una investigación en la que revelaba la complicidad y participación del arzobispo de Boston, en Massachusetts, Bernard Law, por encubrir a los cientos de sacerdotes que habían abusado sexualmente –y seguían haciéndolo- de miles de niños y adolescentes en las parroquias de esa ciudad. Cuando la publicación de The Boston Globe salió a la luz pública, la Iglesia Católica en los Estados Unidos fortaleció su estrategia de acuerdos extrajudiciales para evitar llevar a juicio a los jerarcas católicos. Así, durante los primeros cinco años, entre el 2000 y el 2005, se calcula que las finanzas de la Iglesia Católica en los Estados Unidos quedaron en números rojos porque más de 2 mil millones de dólares fueron pagados como acuerdos extrajudiciales, dejando a las arquidiócesis de Boston y la de Los Ángeles, en bancarrota.
Cerca de quince años después de la publicación, la película ganadora del Óscar ha globalizado el tema de cómo el Vaticano institucionalizó la impunidad y el manejo de daños amparados en sus privilegios y prerrogativas diplomáticas. La política exterior del Vaticano jugó un papel importantísimo para "exculpar" a los cardenales, nuncios y delegados papales, al trasladar todos los documentos de las diócesis y arquidiócesis vía valija diplomática al Vaticano. Así, sería imposible encontrar documentos por escrito de las implicaciones y de las decisiones tomadas por los cardenales.
Los casos más escandalosos fueron en México, España, Irlanda, Alemania, Chile y, por supuesto, Estados Unidos. El caso de México fue tan vergonzoso como aberrante: Marcial Maciel, que durante años había gozado de la protección tanto de Juan Pablo II como de políticos y empresarios en México, fue expuesto por los abusos sexuales cometidos a niños a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta en el siglo pasado. No obstante que sus abusos fueron dados a conocer en 1997, tanto en La Jornada como en Canal 40, Maciel continuó codeándose con los empresarios y hasta el mismísimo dueño de Bimbo salió en su defensa pública y reventó los contratos de publicidad con Canal 40.
Por eso aplaudí y celebré que Spotlight ganara el Óscar, porque es otra forma de exigir justicia y demandar a los responsables de haber permitido y consentido violaciones sexuales a niños. La otra es que Naciones Unidas, en 2012, exigió a la Santa Sede explicar cómo había sido posible el abuso sexual de tantos niños durante tantos años. El Informe del Estado parte y las observaciones hechas al Informe por parte del Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas no tiene desperdicio, y basta leer el documento para inferir que lo ha salido a la luz pública es apenas la punta del iceberg.
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