Una amiga me envió ayer, con motivo del Día de la Mujer, un video del canal de Sofía Niño de Rivera en el que la chica, con ese estilo tan refrescantemente irreverente que tiene, suelta que la celebración es pura y simplemente una "mamada". No podría estar yo más de acuerdo aunque debemos recordar que la proclamación de esta conmemoración se originó en la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, acontecida en Copenhague, en 1910. Se trataba de reivindicar los derechos de unas mujeres trabajadoras que, hasta el día de hoy, no se benefician de las mismas condiciones laborales que disfrutan los hombres y que, en aquellas épocas, padecían las despiadadas durezas de una desigualdad todavía mucho mayor. O sea, que estamos hablando de un movimiento social absolutamente respetable y dignísimo.
Pero, ¿qué pasa aquí, en este país? Pues que tenemos la muy calamitosa capacidad de corromperlo todo, de desnaturalizar hasta las iniciativas más nobles y de transmutarlas en grotescos engendros. Y así, lo que en algunas naciones sigue llamándose el Día Internacional de la Mujer Trabajadora para darle voz a la exigencia impostergable de otorgar las mismas garantías a las mujeres que a los individuos de sexo masculino —una tarea colosalmente urgente y perentoria que, en mi opinión, es tal vez la asignatura pendiente más importante de la civilización porque, miren ustedes, estamos hablando ni más ni menos que de la mitad de la especie humana— en México se ha convertido en una suerte de celebración frívola, un mero pretexto para que los machos exhiban su rancia galantería (mandan flores a sus sufridas, por ahí) y una ocasión para el despliegue de la más imbécil y ridícula cursilería (busquen, en el torrente de mensajes de WhatsApp, una tarjeta aderezada de chabacanos colores —no falta el estúpido rosita, desde luego— donde a las féminas se les asesta la siguiente retahíla de adjetivos: "soñadoras, atrevidas, complicadas, apasionadas, lindas, inteligentes" y, luego, más abajo, la congratulación final: "¡Feliz Día de la Mujer!" ... ¡Uf!).
Te quedaste corta, Sofía, pero, bueno, para no soltar aquí inelegantes palabrotas dejémoslo, pues sí, en "mamada".
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