Política

Constitución: cien años de derechos incumplidos

Las constituciones, como los libros sagrados, fueron redactadas por humanos. Y la falibilidad de los hombres es tan inevitable como natural. En algún momento de la historia, las leyes supremas de muchas naciones acreditaban la divinidad de los reyes o, en todo caso, certificaban que habían ascendido al trono por interposición directa y personal del Altísimo. Imaginen ustedes entonces el significado de tamañas disposiciones: la figura del soberano —así de cruel, injusto, abyecto, arbitrario, inepto y tonto como pudiere ser (humano, al fin y al cabo, y apoltronado en el trono no por méritos propios ni capacidades sino por haber heredado las potestades del inmediato antecesor)— era absolutamente incuestionable: a un rey de aquellos no lo podías ni mirar a los ojos, tu condición de ciudadano se reducía a la de un vasallo y tus derechos individuales casi no existían en la práctica.

Con el tiempo, los principios republicanos comenzaron a ser parte de la letra escrita que regulaba la vida pública de las naciones: no hay tal vez sentencia más hermosa que esa proclamación de Liberté, Égalité, Fraternité consagrada en un primer momento por la Revolución francesa, más allá de que las cosas comenzaran muy pronto a torcerse en una espiral de brutalidad y violencia hasta llegar a la posterior restauración de la monarquía. El paso había sido dado, sin embargo, y la soberanía del individuo terminó por ser el precepto fundamental de las democracias liberales, junto con el imperio de la ley, la libertad de expresión, el sufragio universal y los derechos humanos. Máximas, todas ellas, debidamente consignadas en las correspondientes Cartas Magnas.

Anteayer se celebró el centenario de nuestra Constitución. Su contenido se ha ido modificando de manera constante a punta de enmiendas y reformas al punto de que ya no guarda demasiada semejanza con el texto que escribieron los constitucionalistas de 1917. Y, en las últimas décadas, se ha visto mancillado por la intromisión de los politicastros demagogos que, a sabiendas de que el Estado no tiene la capacidad de atender debidamente las necesidades fundamentales de los mexicanos, decretan de cualquier manera derechos exquisitos y garantías desmesuradas. En fin, esperemos otros cien años…

revueltas@mac.com

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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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