Cultura

¡Vamos todos a bloquear!

Ayer, retornando a Aguascalientes en un bus de ETN desde la caótica y desastrada Guadalajara (el tráfico es de terror y la suciedad de las calles parece casi intencional, algo así como una retorcida señal de identidad), experimenté en carne propia las arremetidas de la “protesta social”: para empezar, el vehículo partió con casi dos horas de retraso. ¿La razón? Según los rumores escuchados en los corrillos que llegaron a formar los exasperados viajeros, la demora se debía a la falta de diésel en las estaciones de servicio que proveen habitualmente a la empresa, a los bloqueos dispuestos por manifestantes y agitadores en las diferentes carreteras de este país o, menos dramáticamente, a una falla mecánica del ómnibus. Cuando finalmente tomamos la ruta hacia la capital hidrocálida, no avanzamos siquiera 500 metros en la autopista antes de encontrarnos atrapados en un descomunal atasco, avanzando a una velocidad de entre 6 y 8 kilómetros por hora (según datos de la aplicación Waze de mi esmartófono). Transcurrieron así otras dos horas hasta llegar al peaje de Zapotlanejo donde los pasajeros pudimos ya constatar directamente que el morrocotudo embotellamiento se debía, pues sí, a otro más de los mentados cercos dispuestos para proclamar que el alza de los combustibles nos desagrada profundamente a los mexicanos.

Muy bien, que se exprese universalmente el sentir del pueblo soberano. Pero, ¿ese descontento tiene obligadamente que resultar en un pisoteo de los derechos de los otros ciudadanos de México, en una afectación directísima a sus intereses y en un arbitrario avasallamiento? ¿Qué sentido tiene impedir que miles de vacacionistas vuelvan tranquilamente a casa, cuál es el propósito de fastidiar a gente que no tiene nada que ver, qué posible beneficio se deriva del hecho de sembrar desorden?

Imaginen ustedes, estimados lectores, a un Gobierno que no sólo deja que se incrementen desaforadamente los precios de los carburantes sino que emplea la fuerza pública para garantizar la circulación en las carreteras. ¡Uf! Una dictadura, oigan.

Sigamos entonces de rehenes de los manifestantes. Atrapados, inmovilizados, detenidos… ¡Viva la libertad!

revueltas@mac.com

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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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