Política

Norberto y los pederastas

Poco y tarde. El cardenal arzobispo de México está iniciando una campaña para defenderse de las acusaciones que los han perseguido durante años acerca de protección a pederastas. El caso más cercano es el del cura Nicolás Aguilar, quien fue acusado de pederastia en la diócesis de Tehuacán, donde el actual cardenal fue obispo. El caso involucró incluso al arzobispo de Los Ángeles, adonde el cura fue trasladado, al parecer sin mayor advertencia de su peligrosidad. Dicha práctica era al parecer común entre obispos y fue documentada en las múltiples investigaciones que se hicieron alrededor del episcopado estadunidense; los obispos simple y sencillamente se deshacían de los curas pederastas, enviándolos a otras diócesis, sin advertirle a quien lo recibía de las acusaciones o denuncias que giraban en torno al sacerdote en cuestión. El cardenal Norberto Rivera niega tajantemente esas acusaciones: “Yo no he protegido absolutamente a ningún pederasta”. Pero personajes tan respetables como el ex sacerdote Alberto Athié son el testimonio viviente de lo contrario. Y quedan aquellas declaraciones en las que el cardenal Norberto Rivera defendió a capa y espada a Marcial Maciel, el más conocido pederasta en la historia de México. De hecho, no hay más que repasar la prensa del periodo para ver cuántos señalamientos hubo durante años de la protección del arzobispado de México hacia los Legionarios de Cristo y de la cercanía personal del cardenal con el fundador de dicha congregación.

El cardenal nunca se preocupó por tomar distancia de los Legionarios o defenderse de estos señalamientos. Estaba muy seguro de la protección y relativa impunidad que le ofrece su cargo, pues pocos se han atrevido a cuestionarlo y muchos son los que lo defienden, no por lo que hizo o dejó de hacer, sino simplemente por el hecho de ser el arzobispo de México. Pero ahora la situación cambió. Lo que está detrás de esta tardía defensa en realidad es la inevitable renuncia que debe de presentar de acuerdo con el derecho canónico, a la edad de 75 años. Lo que busca es permanecer en su cargo el mayor tiempo posible. Pero cualquiera que oyó al papa hablar en la Catedral durante su visita a México sabe que el principal regaño del sumo pontífice iba dirigido al cardenal Norberto Rivera. Así que me parece difícil que la imagen del cardenal cambie, después de tantos años de ser él mismo.

roberto.blancarte@milenio.com

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Roberto Blancarte
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