A veces y en el caso de México, cada vez más frecuentemente, los políticos confunden la prudencia con el abandono de principios. Es lo que le acaba de pasar a usted, como gobernante de la Ciudad de México. A las primeras críticas del arzobispado de la capital se echó para atrás en materia del derecho a una muerte digna. Se apuró además en asegurar que lo aprobado por la Asamblea Constituyente no representa una contravención a las leyes eclesiásticas y que la voluntad anticipada (cuestión que identifica, reduciéndola, con la muerte digna) “no lo sanciona ni siquiera la Iglesia porque hay una autorización expresa de una bula papal”. Entiendo su preocupación por no generar críticas a la Constitución local, pero ¿por qué tendría que justificar su posición el jefe de Gobierno de la ciudad más laica del país con argumentos religiosos? ¿Por qué tiene que responder con una lógica conservadora, echándose para atrás y dándoles así la razón a las posiciones más obtusas del país? ¿No se da cuenta que eso debilita su propia fuente de legitimidad democrática? ¿No sabe que eso solo envalentona para otros temas a un arzobispado que, por su parte, está completamente deslegitimado?
Usted no tiene razón en dar marcha atrás porque evidentemente ignora lo que la gente en México piensa al respecto. Afortunadamente, gracias a la Asociación Civil “Por el Derecho a Morir con Dignidad”, presidida por la Dra. Amparo Espinosa Rugarcía, y a una encuesta nacional realizada sobre el tema apenas hace unos meses, sabemos que más de dos tercios (68.3%) de la población mexicana cree que un paciente que se encuentra en la fase terminal de su enfermedad “debería tener la opción de decidir adelantar su muerte”. Un porcentaje aún mayor (71.3%) cree que las leyes deben cambiar “para permitir que los enfermos puedan recibir ayuda para terminar con su vida si así lo deciden”. Respecto a la opción de decidir adelantar su muerte, queda clarísimo en la encuesta que la Ciudad de México es la más favorable a esta posibilidad, con un 82.5% de opiniones positivas. Y si uno examina esta aceptación por religión, vemos que los católicos lo hacen en un 68.8%, es decir, por encima del promedio nacional. Y si a usted le interesa el parecer y el voto de los jóvenes, debería de saber que casi tres cuartas partes de ellos (72.7%) también están de acuerdo con esa postura. Si a usted le interesa saber más, vaya a: info@dmd.org.mx
roberto.blancarte@milenio.com
 
	