1. El papa viene a México como jefe de Estado. En realidad, la visita del papa es "pastoral", como prácticamente todas las que hacen ahora los papas en el mundo. Si en el siglo pasado todavía se usó en algún momento que las visitas fuesen catalogadas como "de Estado", sea para darle un rango protocolario más alto, sea para no aparecer como proselitistas (en países no católicos), lo cierto es que, por lo menos desde Juan Pablo II, los papas ya no se asumen en estas visitas como soberanos de un Estado cuasificticio (el de la Ciudad del Vaticano), sino como vicarios de Cristo, obispos de Roma o sumos pontífices de la Iglesia católica. Si alguien quiso convertir a esta visita pastoral en una de Estado, fue por desconocimiento o por interés en rendirle honores cívicos a quien no los pide. Pero ya la Santa Sede se encargó de enmendarles la plana.
2. El papa nunca ha estado en la residencia oficial del Presidente. En realidad, ningún papa ha estado en Palacio Nacional, pero desde 1979 Juan Pablo II visitó a José López Portillo en Los Pinos, residencia oficial del Presidente. Hasta una misa celebró allí, a título privado, para la familia del primer mandatario. Era la época en la que el papa, con tal de mejorar las relaciones con México y recién estrenado en su cargo, estaba dispuesto hasta eso.
3. El papa tocará temas sensibles que nunca se habían tratado. Un pequeño repaso de las primeras visitas de Juan Pablo a México, en 1979 y sobre todo 1990, muestra que el papa habló de todo y con todos. En su segunda visita, por ejemplo, Juan Pablo II acudió a un reclusorio en Durango y dirigió un mensaje a los presos. Pero en esos viajes el papa también habló con el cuerpo diplomático, con el mundo del trabajo, con el de la cultura, con empresarios, con indígenas, con mineros y muchos otros sectores sociales y eclesiales.
4. Por primera vez un papa hablará a los migrantes. En realidad, ya Juan Pablo II habló en el referido viaje de 1990 a los campesinos, mineros y "emigrantes", en Zacatecas. Allí les recordó que "también Jesús... hubo de emigrar de su tierra, siendo todavía niño". Mucho ha cambiado desde entonces, por supuesto.
5. El papa le viene a enmendar la plana al gobierno. Eso quisieran muchos, pero en realidad ningún papa realiza sus visitas para llamarle la atención al gobierno en turno. El mejor ejemplo de ello lo vimos en la reciente visita de Francisco a Cuba. En ese sentido, la diplomacia tiene prioridad sobre el mensaje social y político, aunque no deje de aparecer, en forma más bien velada. En suma, el papa no viene a regañar a nadie, pero tampoco a elogiar a algún gobierno.
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