La visita del papa a México está mostrando un nuevo tipo de funcionario público; se trata del que podríamos clasificar como "funcionario monaguillo", es decir aquel servidor público que, entusiasmado con la visita del papa, olvida cuál es su papel y comienza a funcionar más como un ayudante del sacerdote que como funcionario al servicio del interés general. El entusiasmo es tal que los funcionarios no se dan cuenta de lo que dicen o lo hacen a sabiendas y sin importarles las consecuencias. Tomemos por ejemplo el caso del gobernador de Chihuahua, César Duarte, quien ante la pregunta de un diario (24 horas) sobre si le preocupa el mensaje que dará el papa, contestó: "Al contrario, yo estoy entusiasmado de la visita del santo padre y estoy seguro que el mensaje que deje es un mensaje que tenemos que asumirlo todos en un compromiso de los retos que tiene nuestra sociedad". Sic y recontra sic. ¿O sea, el gobernador Duarte cree que parte de su trabajo es promover el compromiso de los ciudadanos con la fe católica? ¿Cree sinceramente que todos los ciudadanos de Chihuahua deberían asumir el mensaje que les dirigirá el papa? ¿Cómo se sentirán los cientos de miles de fieles de otras Iglesias ante este funcionario, que abiertamente manifiesta su parcialidad en materia de creencias y que confunde su labor como funcionario con la de un monaguillo? Está tan entusiasmado el gobernador César Duarte con esta visita a Ciudad Juárez, que cuenta las bendiciones por kilómetro recorrido. Dice que el papa "tendrá el recorrido más largo que ha hecho un papamóvil en cualquier papado. Serán 42 kilómetros los que va a circular en Ciudad Juárez". Guau. ¡Qué entusiasmo! Más allá del discutible récord, uno se pregunta si el papel de este funcionario es el de catequista o promotor del Evangelio. Pero claro, luego nos acordamos que fue este mismo gobernador el que, en cuanto tal, en enorme ceremonia pública, consagró a todo su estado (herejes, infieles y agnósticos incluidos) al Sagrado Corazón de Jesús y a la virgen María. Literalmente dijo en abril de 2013: "Yo, César Duarte Jáquez por este medio me consagro a mí mismo, a mi familia, a mi servicio público en la sociedad. Pido al Sagrado Corazón de Jesús que escuche y acepte mi consagración, que me ayude a la intercesión del Inmaculado Corazón de María, le entrego a Dios y a su divina voluntad todo lo que somos, todo lo que tenemos en el estado de Chihuahua".
Tengo entendido que ni siquiera un apercibimiento tuvo el gobernador por parte de las autoridades en la materia. Así que, mucho me temo, más de esto tendremos durante la visita papal, y no solo en Chihuahua.
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