Siempre he pensado que el principal problema de nuestro país es la educación. Por eso, pese a todos sus defectos e injusticias, me parece que la reforma educativa es una medida necesaria. Una nación donde la educación está en crisis; la profesión de maestro se ha devaluado y los sueldos de los docentes son lamentables, no dejará de ser de tercer mundo.
Ayer, en el suplemento del diario español El Mundo en MILENIO apareció un reportaje titulado "¿Son los exámenes de ahora más fáciles que los de antes?". Firmado por Olga R. Sanmartín, busca averiguar si los contenidos escolares en España, y los exámenes a escala nacional, han ido bajando de nivel.
Sanmartín, a través de entrevistas a profesores y expertos en educación, halla, primero, que sí parece haber un descenso en el nivel de dificultad y la cantidad del contenido que se enseña, desde primaria hasta cursos universitarios. En los exámenes de física para ingresar a la universidad, por ejemplo, los expertos reportan que "se ha rebajado el nivel de exigencia", pero también, que la educación se ha ido concentrando menos en la memorización y más en el desarrollo de habilidades.
El fenómeno es global, y nuestro país no es la excepción. El problema es que evaluar la calidad en educación es complicado: depende cómo se la defina. Si bien los estudiantes que llegan a las universidades parecen tener menor dominio de habilidades básicas, en especial de matemáticas y de lenguaje, vienen mejor preparados para usar las tecnologías de la información y la comunicación. Por otra parte, como explica un especialista, el número de estudiantes en España ha aumentado notoriamente. Antes solo accedía a la educación superior una minoría selecta: "El nuevo modelo busca integrar a todos y quizá es más difícil mantener esa excelencia que antes disfrutaba una minoría reducida".
¿Educación de alto nivel, o educación para todos? Ese parecería ser el dilema en España, en México y en muchos otros lugares. Ojalá en nuestro país, además de resolver los problemas estructurales urgentes, pudiéramos además tener tiempo de discutir como sociedad la forma de hallar un balance y lograr que los programas de estudio tuvieran cada vez mejor, no peor, calidad.
mbonfil@unam.mx
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM