Ciencia y Salud

La historia de la mitocondria ladrona

  • La ciencia por gusto
  • La historia de la mitocondria ladrona
  • Martín Bonfil Olivera

Las mitocondrias son los organelos subcelulares que proporcionan energía a la célula. Son también de esos temas que a los biólogos les parecen fascinantes, pero que al resto del mundo le suenan raros y aburridos.

Parte de su encanto, aparte de los complicados y fascinantes mecanismos que les permiten procesar la energía celular, es su origen evolutivo. Cuando se descubrieron, gracias a la microscopía, su existencia se dio por sentada; lo importante era averiguar, primero, cómo estaban hechas, y después, qué hacían y cómo funcionaban.

Pero a finales de los 60 la bióloga Lynn Margulis propuso algo insólito: que las mitocondrias originalmente eran bacterias de vida libre que habían sido “secuestradas” dentro de otra célula y que al paso del tiempo establecieron una relación de simbiosis (cooperación mutua) con ella hasta volverse indispensables.

La propuesta de Margulis estaba basada en una multitud de datos (por ejemplo, que las mitocondrias tienen sus propios genes, aparte de los del núcleo de la célula). Aunque la idea tardó décadas en ser tomada en serio por la comunidad científica, con los años la evidencia se acumuló hasta ser innegable. Hoy se considera que los procesos de simbiosis fueron centrales en el origen de las células.

Pero la historia podría cambiar. Un par de investigadores de la Universidad de Virginia publicaron en octubre pasado en la revista PLoS One un estudio en el que, luego de estudiar más de 4 mil 400 genes antiguos de mitocondrias que, a través de los años, migraron al núcleo de las células que las contienen, reconstruyeron un árbol genealógico que sitúa al ancestro de todas las mitocondrias cerca de un tipo de bacterias llamadas rickettsiales, caracterizadas por ser parásitas.

He ahí la sorpresa: éste y otros resultados hacen muy probable que las primeras mitocondrias hayan sido en realidad parásitos, ladrones que entraron a otras células a robar su ATP, no a fabricarlo.

Hay expertos que cuestionan los detalles del estudio. Habrá que investigar más. Pero, aunque a Margulis no le agradaría, quizá el resultado nos obligue a reconsiderar si es la cooperación o la competencia la fuerza más importante en la evolución de la célula.

Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM

mbonfil@unam.mx

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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