Ciencia y Salud

Minsky y la singularidad

  • La ciencia por gusto
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  • Martín Bonfil Olivera

El domingo pasado falleció Marvin Minsky, una de las mentes científico-tecnológicas más brillantes de los últimos 100 años.

Minsky fue un genio que, además de ser el principal impulsor del desarrollo de la inteligencia artificial (IA), participó en muchos otros campos. En 1951 creó la primera red neuronal artificial —de bulbos— capaz de aprender.

En 1957 patentó el microscopio confocal que permite estudiar una muestra en tercera dimensión sin tener que seccionarla, además de que en 1959 fundó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) el Laboratorio de Inteligencia Artificial. Muchos pioneros de esa disciplina fueron sus alumnos.

Minsky definía la IA como "hacer que las máquinas hagan cosas que requerirían inteligencia si las hubiera hecho un humano".

Como tantos expertos en el campo, estaba convencido de que no hay una diferencia fundamental entre inteligencia humana y artificial, y que tarde o temprano lograremos construir máquinas tan o más inteligentes que nosotros. Esta idea, que puede sonar inquietante, ha dado pie a muchas obras de ciencia ficción con computadoras malignas.

No obstante, una de las ideas más inquietantes acerca de la IA es la de la singularidad: el momento en que construyamos máquinas no solo más inteligentes que nosotros, sino capaces de construir máquinas más inteligentes que ellas mismas.

De manera similar a la física, donde una singularidad es una región en que la curvatura del espaciotiempo se vuelve infinita, y las leyes normales de esa rama de la ciencia dejan de ser aplicables (como ocurre en un agujero negro: es imposible saber qué ocurre en su interior), la "singularidad tecnológica" se refiere a que, cuando las máquinas adquieran la capacidad de automejorarse, se desatará una especie de reacción en cadena de inteligencia, la cual se desarrollará explosivamente hasta dejar de ser comprensible para el ser humano.

Esa posibilidad se describe como una "singularidad" porque no podemos imaginar siquiera lo que pasaría después de que ocurra.

Hay quien postula que la singularidad puede presentarse entre 2030 y 2045.

Ya nos enteraremos: la revolución puesta en marcha por Minsky no parece frenarse. Hoy ese precursor de la IA ha rebasado su propia singularidad. Seguramente lamentó no poder ver el final de esta historia.


mbonfil@unam.mx
Dirección General de Divulgación de la Ciencian, UNAM

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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