La ingeniería genética existe desde los años 70. Se aprendió a usar las enzimas que cortan, modifican y vuelven a pegar el material genético. Los beneficios se manifiestan en campos como agricultura, producción de medicamentos, manufactura química e investigación científica.
No obstante, la técnica ha dado lugar a temores. Luego de debates y deliberaciones, se adoptó el consenso de que la modificación genética de seres humanos estaba prohibida.
En 2012 Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna desarrollaron una revolucionaria tecnología llamada CRISPR-Cas para modificar genes de manera mucho más precisa, sencilla y barata. Y nuevamente surge el dilema ético: ¿qué tan aceptable es modificar el genoma humano?
En abril de 2015 el chino Junjiu Huang anunció que había usado CRISPR-Cas para intentar corregir la enfermedad conocida como beta-talasemia en embriones humanos. Para evitar dilemas éticos, se utilizaron solo embriones inviables. Aun así, se desató una polémica internacional.
Pues bien: el pasado lunes la HFEA, organismo que regula la investigación sobre fertilidad en Reino Unido, otorgó a la investigadora Kathy Niakan, del Instituto Francis Crick, un permiso para utilizar CRISPR-Cas para modificar embriones humanos viables.
Únicamente se autorizó que utilice los embriones durante los primeros 14 días de su desarrollo, pasados los cuales tendrán que ser destruidos. Los resultados permitirán entender mejor las causas de la infertilidad, problema que presentan un alto porcentaje de las parejas en el mundo.
Nuevamente, el debate está servido. Modificar un embrión es modificar la línea germinal humana: los cambios posiblemente se transmitan a la descendencia. Se puede eliminar enfermedades hereditarias, pero también tener efectos no deseados o usos poco éticos.
Algunos científicos están convocando a reuniones internacionales para discutir las implicaciones bioéticas. Otros llaman a una moratoria de toda experimentación en embriones humanos. Lo cierto es que la posibilidad de editar nuestro genoma está ahí, y probablemente será usada, tarde o temprano.
Un amplio debate ayudará a que, cuando llegue el momento, esta tecnología se use de forma controlada, responsable y segura.
mbonfil@unam.mx
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM