Estimados lectores: Quiero expresarles mis mejores deseos con motivo de estas fiestas decembrinas y agradecerles por acompañarme en este espacio que hoy viene a sumarse a la reflexión a la que nos invitan estos días en los que culmina un año mas.
En diversos momentos de la vida es importante y necesario buscar un espacio para reflexionar y en lo posible encontrarnos o reencontrarnos. Justamente estas fechas vienen a ayudarnos en ese cometido, el darnos un tiempo para analizar nuestro presente, hacer el recuento de lo que hemos vivido; se trata de hacer un balance que nos permita plantearnos un panorama prometedor con objetivos claros.
Estoy cierta que ésta es una de las formas que más permean en el desarrollo humano y por ende, de una sociedad. Y es en esta práctica donde se refuerzan nuestros lazos de amor y fraternidad con nuestros semejantes, la esencia del bienestar social en esto encuentra razón de ser, pero también es un asunto que implica ejercitar la crítica y la autocrítica.
La mejor de las posturas está en encontrar alternativas y construir propuestas, ver oportunidades o crearlas, asimilar la bondad que la vida tiene para nosotros; aún cuando en muchas de las páginas que se inscriben en la realidad de nuestro país, sigan presentes los desafíos que hoy nos ocupan: la desigualdad social, marginación o pobreza.
Sin embargo, la grandeza que nos caracteriza como mexicanos está mucho más allá de circunstancias transitorias en las que se enfrasca una parte de la realidad. Ciertamente no podemos hablar de una mayoría, pero si es bueno enfatizar los muchos testimonios de mujeres y hombres que por propio ímpetu y decisión logran trascender y construir su mejor versión de sí mismos.
La diferencia entre lograrlo y no, está en uno mismo, en la fe en nosotros mismos, en poner en positivo nuestro espíritu y con país defender lo que uno busca. No se trata de esperar a que las cosas cambien, porque no existe más responsable de las propias circunstancias que uno mismo.
Creo fiel y profundamente en los jóvenes que tiene esta nación pero también creo que deben volcar su pensamiento en una filosofía que renueve la esperanza, que su presente se consolide como una brecha de luz y un parteaguas del futuro que buscamos, porque de esto, nuestro pueblo está ávido.
En el día a día, en la labor diaria con la que trabajamos para nuestras familias, en la honestidad de nuestras acciones, definitivamente ahí está el verdadero sentido de una frase que comparto en cada oportunidad que tengo, "el México que sí se puede".