Han sido escasas las relaciones formales entre las conferencias episcopales de nuestro país con el vecino país del norte, pero ahora, con motivo del recrudecimiento de la política migratoria del nuevo gobierno, se están coordinando para ofrecer apoyo a quienes resulten víctimas de la persecución casi militarizada en los Estados Unidos, por el hecho de no tener la calidad ciudadana o los documentos en total regla.
Alfonso Miranda Guardiola, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), llegó a acuerdos con su homólogo de los Estados Unidos, José Gómez, quien es además arzobispo de Los Ángeles, con el propósito de reforzar y ampliar los lazos existentes entre ambos organismos católicos, en este caso, la ayuda a los pobres, defendiendo a los migrantes y apelando a la libertad religiosa, desarrollándose un plan más abierto de comunicación.
El propósito concreto con los migrantes es ofrecer ayuda concreta y acompañamiento más cercano a ellos, mediante varios centros de atención, albergues y comedores.
Se están reforzando las relaciones parroquiales y diocesanas, con personas especializadas en pastoral, abriendo las redes de comunicación eclesial, la promoción del voluntariado, la recolección de ropa y víveres, impulsando programas de información para eliminar la migración acelerada y sin protección.
Ante la cruda realidad que presenta en este momento el migrante ya expulsado o que vive bajo el temor de ser deportado arbitrariamente, dividiendo familias, perdiendo el empleo y otras consecuencias negativas, el pasado febrero se reunieron los jerarcas y laicos en la diócesis de Brownsville, Texas, y pasada esta reunión, Guillermo Ortiz Monasterio, presidente de la dimensión de movilidad humana de la CEM, fue a otra reunión con representativos de los países que forman el denominado triángulo norte-sur, en El Salvador, para analizar las acciones que se requieren como urgentes ante el tema migratorio, y de esa manera, ir preparando un proyecto de encuentro entre Canadá, Estados Unidos, México, Centroamérica y el Caribe, para dentro de un año y llegar a acuerdos fundamentales sobre la solución al problema planteado por la nueva política migratoria del gobierno del país del Norte.
Es loable la respuesta de ambos episcopados por buscar paliativos y soluciones para quienes sufren, porque la Iglesia no sólo es una institución espiritual, sino también humanista y caritativa. Es una oportunidad para los laicos de mostrar la solidaridad, el apoyo, la caridad.
Para las personas de cualquier Iglesia, es momento de poner en práctica lo que recomienda san Mateo en el Evangelio, 6, 1-6: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean… cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta… que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”…
