Son tiempos de cambio de paradigmas, símbolos y formas de hacer política.
La diplomacia moderna ya no es la de las cartas prologadas con un “Excelentísimo Señor”, sino las del “Comes y te vas” o los mensajes públicos por Twitter anunciándose o cancelando reuniones, cuando particularmente en la misión internacional la forma es fondo.
Donald Trump utiliza hoy el Tratado de Libre Comercio como Hitler utilizó el Tratado de Versalles. La amenaza crece y se hace explícito lo que venía ya sucediendo: grosero intervencionismo desde lo económico, hasta lo político y lo militar.
Es ya ocioso seguirnos diciendo unos a otros que Donald Trump es malo. Lo único que ha sucedido es que se hizo visible lo invisible y esto no cambia solamente las relaciones trilaterales, sino que nos plantea una nueva etapa para México y lo que queremos hacia adelante.
¿Tiene solución México como nación independiente? ¿Qué nos ha sucedido en estos últimos 50 años? ¿Cuál debe ser el camino? ¿Cuál unidad elegimos? ¿Cargaremos con los responsables?
En 50 años, desde la sociedad hubo intenciones de democratización, búsquedas de equidad económica y social, reivindicación de derechos culturales, a la libre expresión y la información, a la diversidad sexual, el uso de lenguas originarias que fueron reprimidas.
Nuestros paisajes urbanos se llenaron haciendo culto al consumo de lo que no éramos. Hoy defendemos el trabajo de los mexicanos en otros países, cuando aquí en México no lo hacemos y lo despreciamos.
La unidad nacional surgida de una base educativa nacional, laica y liberal, hoy esta fragmentada. Hoy también estamos infectados de racismo y hay peligro de un nacionalismo intolerante y lo que era orgullo común, también es dualidad con exclusión.
Tras el llamado a la unidad nacional, la minoría responsable del naufragio busca esconderse para que todo siga igual.
Esto no es temporal o solo de un personaje mal viajado como Trump. El primer reconocimiento es que ya nada será lo mismo y este momento, en que todos los vicios y virtudes se hacen visibles, debemos enfrentarnos a nuestro espejo y reconocernos frente al nuevo paradigma.
No tengamos miedo de vernos. Nadie hará por nosotros lo que tenemos por hacer. Aceptemos que somos un pueblo llamado a filas para defendernos nosotros mismos, cuando el muro se convirtió en el espejo de Tezcatlipoca 1.
1 Tezcatlipoca AFI [teskatli:’poka] (en náhuatl: Tezcatlipoca, Espejo negro que humea; tezcatl, espejo; “tliltic”, negro; “poctli”, humo) En la mitología mexica es el señor del cielo y de la tierra, fuente de vida, tutela y amparo del hombre, origen del poder y la felicidad, dueño de las batallas, omnipresente, fuerte e invisible. Entre los nahuas, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca son dualidad y antagonía. Quetzalcóatl es llamado también Tezcatlipoca blanco en tanto que el color de Tezcatlipoca es el negro.
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