El lopezobradorismo dijo que en México hemos vivido “el robo de todos los tiempos”. ¿Cuál debería ser el papel de un patriota para defender a la nación ante ese despojo? ¿Unir o dividir?
Hace casi 8 años, el 24 de abril de 2005 se realizaría la gran marcha contra el desafuero de Andrés Manuel López Obrador que lo catapultó definitivamente como candidato a la Presidencia de la República y de la cual naciera el lopezobradorismo como corriente política entre la debilidad conceptual y programática de la izquierda, que sucumbió ante su carnada de Presidencia o nada.
En aquella manifestación apoteósica sin duda sucedieron varias cosas: la ciudadanía, cientos de grupos y organizaciones salieron a defender los derechos políticos del gobernante amenazados por un proceso jurídico, pese a que 48 horas antes Vicente Fox, con sus atribuciones presidenciales, ya había decidido retroceder.
Eso no paró aquella manifestación monumental, donde entró al Zócalo un presunto desaforado y salió un candidato a la Presidencia.
Días previos a la manifestación, una comisión enviada por Andrés Manuel López Obrador llegó hasta las oficinas de Cuauhtémoc Cárdenas a invitarlo personalmente en nombre del jefe de Gobierno a que asistiera a la manifestación de ese 24 de abril. La cita: Chapultepec, 10 de la mañana, de donde partiría la cabeza de la manifestación integrada por el presunto desaforado, dirigentes del PRD y personalidades invitadas, como Cuauhtémoc Cárdenas.
Pese a que la manifestación se convertiría en un acto electoral de Andrés Manuel López Obrador, quien veía como su único obstáculo a Cuauhtémoc Cárdenas, este último decidió asistir puntualmente poniendo por delante la solidaridad con su compañero de partido a su política personal. Al iniciar la marcha, empezaron a llegar llamadas a los que encabezaban aquel contingente informándoles que AMLO ya estaba llegando al Zócalo y no acudiría ni con los dirigentes del partido al que pertenecía ni con sus invitados, despreciando aquel gesto de unidad con la soberbia que se hizo habitual a partir de ese momento.
En minutos Cárdenas, con un grupo de amigos, continuó caminando y recibiendo insultos de un pequeño grupo. Cárdenas, ante el mensaje de su anfitrión, decide abandonar la marcha.
Ese mismo día, lo mismo vivió Porfirio Muñoz Ledo, el cual hacía días había roto con el gobierno de Vicente Fox. Alguien lo invitó, asistió directamente al Zócalo y le pidieron a nombre de AMLO “decir unas palabras”: una gran rechifla ya estaba organizada al momento de mencionar su nombre. ¿Cuál era el significado y el mensaje de AMLO, que unos afirman que fueron casuales y otros premeditados?: anunciar que el 88 había muerto y que ese era un golpe contra los protagonistas y fundadores de la gran unidad histórica, que ahora él, AMLO, tomaba por asalto.
La diferencia entre 1988 y 2006 es que la unidad que dio origen al PRD fue programática y obra de cientos de dirigentes y líderes sociales, de miles de activistas y militantes, frente a un 2006 caracterizado como un movimiento de un solo hombre que dijo “la estrategia soy yo” y por tanto la unidad era solo en torno a él.
A ocho años de aquel momento, la circunstancia del país, le hizo un llamado a la unidad a López Obrador para defender el principal recurso nacional. Él y su corriente la rechazaron, pues la unidad y la suma no están en su naturaleza. Su nacimiento como partido a diferencia del PRD, no nació de la unidad, sino de la escisión; esgrimiendo la bandera de la verdad única y la pureza.
El desdén y hasta repudio a la unidad se basa en la búsqueda de diferenciarse del PRD al cual ha demonizado y convertido en su principal enemigo, porque nunca pudo subordinar y porque su estrategia de NO a ninguna reforma, califica toda acción legislativa, como traición.
Este 31 de enero, día en que se realizó la gran manifestación de la unidad anunciando la consulta popular para 2015, el lopezobradorismo lanzó una campaña contra el PRD a través de sus medios de propaganda para descalificar la presencia del PRD en este acto, tratando de justificar su divisionismo y negativa a marchar en unidad con otras muchas fuerzas.
Para 2015, el eje de la campaña del PRD y la izquierda será la consulta popular en las urnas sobre el petróleo, para el lopezobradorismo el enemigo no será ni el PRI o el PAN, sino el PRD, al cual busca obsesivamente destruir, para surgir como interlocutor único frente al poder.
Esto significa, ni más ni menos, que ha nacido con el nuevo PRI un nuevo palerismo funcional y eficiente promotor de la división y subordinado a los intereses más obscuros del poder.