Política

Apunte sobre la izquierda

La izquierda mexicana y su variedad se vienen preguntando sobre su papel y existencia en el presente.

Diversos movimientos de obreros, campesinos, estudiantes, artistas, maestros e intelectuales fueron organizados y pensados desde las ideas socialistas y comunistas de la segunda mitad del siglo XX.

Huelgas generales de trabajadores, luchas por la tierra contra latifundistas y caciques, constructores de ciudades y barrios populares estuvieron influidos por activistas y militantes que, a su vez, se formaron en estos mismos movimientos que propiciaron. De todas ellas nació la izquierda democrática.

La represión gubernamental justificada desde el anticomunismo y una unidad nacional autoritaria se hicieron una espiral. De las respuestas y a manera de autodefensa, surgieron las guerrillas en Chihuahua y Guerrero; de Tlatelolco vino la lucha armada urbana intentando el camino de la revolución ante un régimen al que se consideraba que ya estaba agotado y solo había que empujar para derribarlo.

Hoy todas esas raíces, pareciera que han desaparecido, haciendo del significado un amasijo verbal de insultos, fantasías, la defensa del viejo sistema corporativo, mesianismos y una vocación por la resistencia reaccionaria.

La tarea para definir si es medio o es fin, si es vanguardia o es un todo, no resulta fácil. En estos tiempos basta para que alguien se diga “ser de izquierda” para serlo, pues la izquierda se ha ido convirtiendo en un adjetivo y ha dejado de ser un sustantivo.

La naturaleza ideológica de convertir hasta los peores actos e irracionalidades, ya sea desde lo electoral o el insurreccionalismo, como “de izquierda” han llevado a justificar posiciones pragmáticas u otras cercanas al fascismo.

El conjunto de las fracciones de izquierda son críticas, pero sus descalificaciones no se reflejan en credibilidad propia. La falta de estrategias concretas por la unidad y contra el sectarismo, creíbles frente a la corrupción y la violencia, no existen.

Los lugares comunes como “fue el Estado” o “es el neoliberalismo” inundan el discurso político radical, que condena el dialoguismo o el parlamentarismo. Hoy existe una izquierda racista que habla del color de la esperanza, recordándonos que toda ideología y política surgida del
color de la piel, del concepto de raza, incuba el huevo de la serpiente.

Lo cierto es que esto que se dice izquierda con desparpajo dejó de soñar, ya no canta, no tiene memoria, no tiene visión de futuro y, por tanto, le facilita y allana el camino a sus adversarios.

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Marco Rascón
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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