Honor a quien honor merece
El gobernador Jorge Treviño se reunió con Diego Sada, quien le propuso crear un museo de arte contemporáneo en Monterrey. Posteriormente el Ejecutivo, de quien yo era secretario, me indicó asistir a una reunión en la casa de Ricardo Guajardo con la señora Márgara Garza Sada de Fernández, y en esa reunión yo me permití decir una mentira piadosa.
Les señalé a los empresarios que el gobernador pondría 5 millones de dólares si ellos aportaban la misma cantidad para crear un museo. La idea les gustó y posteriormente nos reunimos con el gobernador, y allí repetí mi mentira, diciéndole que los empresarios estaban dispuestos a aportar la misma cantidad. El museo costó 11 millones de dólares y lo construyó el arquitecto Legorreta. Posteriormente yo traté de encontrar donadores de terrenos y no lo logré, pero el gobernador apoyó a Víctor Gómez, quien consiguió uno de Vitro en intercambio.
La ley original le daba participación al Estado y se tienen presupuestos federales y estatales. Posteriormente Sócrates Rizzo cambió la ley, convirtiéndolo en un ente privado. Desde esa época Cemex y Nina Zambrano lo han dirigido con éxito y los felicito. Ojalá en el futuro, Marco se difunda más y se amplíe a las clases populares, porque el arte no debe tener dueño privado, pues es un bien público.
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