Pese a que muchos aplaudieron la decisión del gobierno de anular la licitación del tren México-Querétaro, ganada por un consorcio liderado por China Railways, a mí me preocupa la señal que se puede estar enviando a futuros inversionistas.
En mi opinión, para cancelar una licitación del tamaño y visibilidad de la del tren México-Querétaro tendrían que existir razones de fondo. Si se cometieron irregularidades o algún ilícito, entonces deberían salir a la luz y castigar a los culpables. Si éste no fue el caso, entonces la implicación evidente es que la licitación se anuló por razones externas, lo que a su vez implicaría que en nuestro país las reglas del juego son flexibles y que se pueden tumbar proyectos multimillonarios simplemente por motivos políticos.
La razón que dio el secretario de Comunicaciones y Transportes para cancelar la licitación fue que el Presidente no quería que un proyecto de esa magnitud fuera “cuestionado” y que careciera de “claridad absoluta”. En ningún momento hizo mención de irregularidades. El anuncio vino después de que en algunos medios se sugiriera que el consorcio ganador había sido favorecido por la participación de gente cercana al Presidente.
Para algunos, el simple hecho de que amigos del Presidente hayan estado involucrados en el grupo ganador justifica la decisión de cancelar el contrato. Yo difiero. Hasta donde sé, no está prohibido en las reglas de licitación que eso suceda. Si se debería permitir es otro asunto. Pero tiene que haber certidumbre jurídica. De lo contrario, puedo ver a diversos grupos de presión maniobrar para afectar otras licitaciones por razones políticas.
Ahora bien, si en verdad existió un favoritismo en esa licitación, entonces, ¿por qué no hay consecuencias?, ¿a qué se refiere el gobierno con que hubo falta de “claridad absoluta”?, ¿en qué?, ¿es suficiente que una licitación sea “cuestionada”, aunque sea sin causa legal, para cancelarla?
A falta de una explicación legal de fondo, es totalmente entendible que los chinos estén molestos. El contrato era por más de 50 mil millones de pesos. Durante el reciente viaje del Presidente a China, funcionarios le pidieron un trato “justo y equitativo” a sus empresas.
Si se percibe que las licitaciones contienen elementos políticos, entonces se puede perder confianza. Las reglas tienen que ser claras, ajenas a elementos externos. Con las licitaciones de la Ronda 1 y del nuevo aeropuerto en puerta, las señales que manda este episodio para los posibles tiradores no son las más confortantes.
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