Sí, lo de Coahuila es un muy mal chiste contado en un mediocre y patético stand-up.
Aquí una probadita:
No es posible que hayamos vuelto a los fraudes a la antigüita, como redactó en estas páginas Héctor Aguilar Camín. Es una alucinante regresión a los 80 que estemos de nuevo en eso del robo de urnas (mapaches), el vaciado y relleno de urnas (urnas abortadas, urnas embarazadas), el cambio de lugar de las urnas (ratón loco), el acarreo de votantes. Volvimos a las casillas zapato, donde el competidor era humillado sin un voto.
¿Qué nos pasó? ¿Cómo recaímos en la alquimia electoral? ¿Nunca murió el gen corrupto y tramposo del viejo PRI? No, al menos en Coahuila, no. Lo del nuevo PRI fue un mito: ahí sigue siendo igual de transa. Me queda claro que hay millones de personas que no tienen Síndrome de Estocolmo y que votan PRI por convicción; me queda claro que hay priistas que pueden ganar limpiamente, pero en Coahuila, al menos este junio de 2017, no. Desde el principio el órgano electoral fue un apéndice más del partidazo.
Y lo de las urnas, que se lo cuente un experto. Un priista de hueso colorado. Un priista de verdad (aunque lo hayan expulsado de ese partido). Un estadista tricolor, un alquimista de época, un excelso acarreador de votos. Con usted, Humberto Moreira, en audio:
“A ver mi querido Lobo (José Agustín Lobo Salazar, candidato independiente por el ayuntamiento de Arteaga), tú ganaste, se robaron la puta elección. Nos hicieron la misma chingadera. Ejemplo, donde votó Tato, llevó a 18 familiares con él a votar, y salió… un voto (para el Partido Joven, los demás, para el PRI). Que no mamen. Pancho Colonias juntó a sus 80 familiares, todos marchando a votar, y sacó… un voto. ¡Que no mamen! ¡Nos están robando la puta elección! Nos robaron la elección de la manera más burda. Estamos pensando en hacer una gran concentración nunca vista en todo el estado. Lo que te hicieron a ti nos lo hicieron a nosotros en todo el estado. (…) Es lo más burdo que he visto en mi vida. ¡Son unos hijos de la chingada! Hagamos una gran concentración, pero organicémonos todos los que fuimos asaltados por el puto tirano del gobernador (Rubén Moreira… su hermano) y su bola de secuaces”.
¿Qué agregar a eso? Como redactó un lector debajo de mi columna la semana pasada: lo de Coahuila es un muy mal chiste contado torpemente en un horrendo stand-up. Un sketch que se interpreta en un lugar oscuro y maloliente, en una carpa de mala muerte donde trabajan tristísimos payasos. Las cloacas del Sistema siguen abiertas ahí, donde nunca ha habido alternancia, en los pasillos palaciegos del antiguo partido de Estado coahuilense.
Lo que se nos viene en 2018, en esta nuestra democracia sin demócratas, con autoridades electorales que consienten de todo. Qué miedo…
jpbecerra.acosta@milenio.com
Twitter: @jpbecerraacosta
