Leo el documento:
“UNITED STATES DISTRICT COURT.EASTERN DISTRICT OF NEW YORK
“INDICTMENT.CR 17 00115
“UNITED STATES OF AMERICA
“—against—
“EDGAR VEYTIA, “also known as “Diablo”, Eepp”, and “Lic veytia”
“THE GRAND JURY CHARGES.COUNT ONE:
“(International Heroin, Cocaine, Methamphetamine and Marijuana Manufacture and Distribution Conspiracy)”
Edgar Veytia. ¿Un narco mexicano más, acusado en Estados Unidos de producir y distribuir drogas? Sí y no. Sí es un presunto criminal más, atrapado allá. Y no, Diablo no es un delincuente común. Nada común: era, hasta el momento de su aprehensión, hace unos días… fiscal general de Nayarit.
¿En cuántas reuniones estuvo Lic Veytia con procuradores generales de la República entre enero de 2013 y febrero de 2017, fechas durante las cuales se le acusa de manufacturar y traficar drogas?
¿En cuántos encuentros estuvo Eepp con altos mandos del Ejército, la Marina, la Policía Federal, el Cisen y Gobernación? ¿Cuántos documentos clasificados se le compartieron al Señor Fiscal? Cuando lo saludaban en esas reuniones de seguridad le decían: “¿Cómo está, Diablo? ¿Qué cuentan Nayarit y Nueva York?”. Pregunto.
La Fiscalía Federal para el Distrito Este de Nueva York busca asegurar un dinerito a Diablo: recursos y bienes por $250 millones de dólares. Algo de cash tendrá el Sr. Fiscal, porque le acusan de meter a Estados Unidos heroína, cocaína, metanfetaminas y mariguana. Así que al reo 60875-298 del Centro Correccional Metropolitano de San Diego (ahí está por ahora Lic Veytia) le calculan sus… 4 mil 750 millones de pesos. Nomás.
El gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval, aseguró que su gobierno no contaba con información que vinculara al fiscal con el crimen organizado. Hombre, faltaba más: “Pásele don Diablo, ya sé que es narco, pero ándele, no sea gacho, ocupe la Fiscalía, ¿sí?”.
Vivo en un país (redactaría Carlos Puig) en el que un fiscal de un estado mexicano es narco y nadie sabía nada aquí. Imagine usted que, a iniciativa de un fiscal y un juez mexicanos, autoridades de nuestro país atraparan en Tijuana al fiscal general de Oregón, acusado de traficar armas y dinero a México durante cuatro años. Y nadie en Estados Unidos sabía nada. De ese tamaño es el escándalo, por si no les ha caído el 20 a algunos.
Me queda claro que en Nayarit se han escondido algunos capos del narco. Acabamos de tener el caso del helicóptero de la Marina que roció de plomo una casa en Tepic donde se refugiaba un sicario. Lo que me sorprende es que, al revisar los delitos del orden federal relativos al tráfico de drogas en Nayarit durante los últimos años, los índices estaban muy a la baja. También en el caso de homicidios, secuestros, extorsiones. Todos los delitos. ¿Las policías nayaritas eran muy buenas y trabajaban impecablemente junto a las tropas federales y al fiscal Veytya? ¿O ahí había una colusión para establecer una pax narca?
Algo está muy podrido aquí. En Nayarit y en México. O mienten y calumnian un fiscal y una corte en Estados Unidos…
jpbecerra.acosta@milenio.com
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