Sin duda la libertad de expresión es un derecho fenomenal, con el que podemos decir lo que se nos venga en gana sin ser molestados a causa de nuestras opiniones, y difundirlas sin limitación por cualquier medio de expresión, según lo dice el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Pero todo tiene un límite, donde los derechos de uno terminan donde empiezan los del otro, como el principio de ofensa que introdujo el político y filósofo Joel Feinberg en 1985, quien sugirió interponer sanciones a quien ofenda según “el alcance, la duración y el valor social del discurso, la facilidad con que se puede evitar, los motivos del orador, el número de personas ofendidas, la intensidad de la ofensa y el interés general de la comunidad”.
Y es que las opiniones de índole religioso, político y sexual siempre van a ser motivo de conflicto de ideas y creencias, donde lo que uno diga está bien y el otro no, pero al grado de insultar, denigrar, menospreciar, agredir, como lo hizo el rector de un grupo educativo privado en Tampico.
Esta semana circularon en las redes sociales videos del Ing. Antonio Andrés Pascual García, titular de la empresa educativa con más de 20 años de trayectoria, donde acusa, así tal cual, a la comunidad homosexual de incitar a los políticos a avalar los matrimonios gay, además de hostigar a los templos, e incluso a él.
También dijo que el ser bisexual es una podredumbre, es tener orgías, además de afirmar que los tumores o úlceras en los pies se desarrollan en las orgías, en las personas que participan en ellas, “y principalmente en el sexo anal”.
Aseguró que los valores no se pueden corromper porque entonces empiezan a salir úlceras, y agregó “quisiera enseñar fotografías de jotitos, cómo vienen agarraditos de la mano para que uno les pueda coser su chiquito, porque se lo rompen, deja decirte que son muy agresivos los jotitos entre ellos mismos, alcanzan a reventarle el ano al otro”, ya luego habla sobre la yumbina mientras lee comentarios de usuarios de redes que lo califican de intolerante.
Pascual García responde que “la intolerancia no es intolerancia, es sabiduría, a eso yo le llamo la sabiduría de la ciencia”.
Lo curioso es que en el portal web de su escuela, destacan que su “visión educativa incluye desarrollar y promover el valor del estudio cotidiano, de la reflexión y el pensamiento profundo, del diálogo y la amistad social, del respeto al otro, del servicio comunitario y la participación responsable, con la perspectiva de educar para la reconciliación con Dios, con los demás y con la creación”.
Todo lo contrario a lo que él pregona.