El próximo 29 de noviembre, por la tarde, será consagrado cuarto Obispo para Torreón, Luis Beltrán Barraza Beltrán; en esa misma tarde, Dn. José Guadalupe, nombrado Administrador Diocesano, dejará su ministerio episcopal sobre la Diócesis de Torreón y pasará a ser Obispo Emérito. Ha elegido vivir en la ciudad de Torreón, en casa propia. El nuevo Obispo viene de las entrañas del norte, del mismo desierto de Chihuahua, al que geográficamente pertenece Torreón. Pastoralmente, no hace mucho, Torreón perteneció a la Región Pastoral del Norte, de la que nunca debieren separarle.
Los pocos cientos de católicos que participan en las misas dominicales, al rezar el credo dicen: “creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica”, cuya expresión tiene por lo menos 16 siglos, y es la afirmación histórica de muchos sufrimientos de las primeras comunidades de creyentes. A cada una de las citadas afirmaciones se les conoce como notas por las que se distingue a la verdadera Iglesia de Jesucristo.
Con ocasión de la llegada del cuarto obispo para Torreón, mucho nos dice la nota distintiva de la verdadera Iglesia de Jesucristo: creo en la Iglesia “que es apostólica”. Desde los primeros siglos de la Iglesia, generación tras generación, los obispos vienen en sucesión de los apóstoles, desde que esos personajes fundaron las primeras comunidades de creyentes, y las fueron estructurando apoyados en presbíteros y diáconos, sin olvidar que los laicos tuvieron un notable papel, del que nunca, siglo tras siglo, han dejado de imprimir su sello propio secular.
La región norte de México, aquella que se dice: de Zacatecas para el sur, pura cantera rosada; de Zacatecas para el norte, pura carne asada. Esta región norteña no ha sido tan atendida, pero tampoco tan descuidada, como lo muestran las misiones atendidas por franciscano y jesuitas, en siglos pasados. Algo en su contra jugó la poca población de siglos pasados. Ahora no estamos como en el centro y sur de México, pero ya tenemos pocas ciudades que rebasan el millón de habitantes, además zonas conurbadas que tienen semejanza a las grandes metrópolis. Torreón en Diócesis desde 1958, un año después de que la ciudad cumpliera 25 años, engrandecida por el esfuerzo de sus campesinos, empresarios banqueros y últimamente se no han venido las universidades, casi como ejército de ocupación, aunque no se desarrolle mucho la cultura, pero vendrá por la audacia de entrar ahí.
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