Política

Valdemar en llamas

Gil leyó con los ojos de plato y plata en su periódico MILENIO y en una nota de Eugenia Jiménez: El sacerdote Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, ha apretado el botón de pánico. Según Valdelamar, o como os llaméis, las actividades del colectivo de la diversidad sexual, apoyadas por el Conapred, se han convertido en un instrumento de persecución: “Nos encaminamos hacia una represión ideológica, a una verdadera persecución. Esto será inevitable si los católicos y los padres de familia no ponen un alto a esta represión a la que el papa Francisco llamó ‘la movida del diablo’”.

Satanás acecha. En una entrevista realizada por el Sistema Informativo de la Arquidiócesis, Valdemar afirma que la comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual, envió al semanario Desde la fe un documento para solicitar derecho de réplica. El cura ha visto en esta petición “una advertencia velada para interponer más recursos represivos, como demandas civiles, denuncias penales y amparos”. ¿Qué le pachó a Valdemar? Nada le pasó, ocurre que grita para despertar al activismo católico y llama a la marcha en defensa de lo que los jerarcas católicos llaman “familia natural”.

No se nace

Desde la fe publicó un artículo cuyo título hechizó a Gilga: “No se nace homosexual”, basado en el testimonio y la experiencia terapéutica del psicólogo Richard Cohen, “quien padeció la homosexualidad”, dice Valdemar, “y pudo liberarse de ella, por lo que ahora ofrece ayuda a las personas con atracción no deseada por el mismo sexo”. Gays del mundo, ya lo saben si quieren sanar de esa penosa dolencia, comuníquense con el doctor Cohen. Pobre Gamés, un día pensó que vivía en el año 2016. Nada más falso, como Valdemar sabe vivimos en el año de 1878.

Valdemar en llamas: “En la ciudad de las libertades ya no es la persona quien puede decidir libremente, sino que ahora lo hace el Estado… el Estado norma la atracción sexual de los particulares, prohíbe toda reorientación a la normalidad e impulsa y financia toda orientación a algo distinto al propio sexo y esto lo justifica como algo normal”.

Gil vio al diablo con patas de cabra. La verdad, a Valdemar no le falta razón, el Estado ha sobrepasado los límites, le consta al autor de esta página del directorio que altos funcionarios sensuales y perversos dicen de golpe autoritario: de aquí hasta Tlalpan, incluyendo todo San Antonio Abad, a partir de hoy todas las personas y personos son gays y lesbianas. Y no se atrevan a contravenir al Estado: a ponerle con personas de su mismo sexo sin excusa ni pretexto (por cierto, Gil vive en Coyoacán).

Funcionarias y funcionarios maléficos imponen su autoridad de una forma descarada: en la Roma y la Condesa vamos a poner a 3 mil bisexuales. Y ni modo mi hermano, de vela y de vapor. A ver cómo le hacen, pero en la Portales quiero este fin de semana 4 mil travestis. Cuatro mil lo veo difícil, jefe. Pues a ver qué inventas, pero el Estado ha decidido.

Padres e hijos

¿Saben una cosa? Gilga nombra desde este momento a Valdemar como uno de sus clásicos. Óiganlo por piedad: “Si un padre de familia quiere ayudar a su hijo adolescente que tiene dudas sobre su sexualidad, irrumpe el Estado, no se lo permite, lo declara violento y lo podrá meter a la cárcel. Si un homosexual inconforme con su condición quiere cambiar, el Estado lo prohíbe, pero si alguno quiere cambiar de sexo, el Estado lo financia. Es irracional. Es totalitarismo puro. Es diabólico”.

Gamés cree que ya no queda nada de Valdemar, solo cenizas. No es para menos. El padre se entera de que al hijo le gusta la Coca-Cola en rebanadas (ya, caracho, era un chiste), y entonces el papá llama al Estado. ¿Bueno? ¿Estado? Mi hijo anda queriendo con personas de su mismo sexo. El Estado responde de forma categórica: pues dejadle, y le mandamos un cheque en dólares para la parafernalia homosexual. ¿Cómo la ven? Dicho sea esto sin albur supergay.

Valdemar denuncia: “Las dos instituciones represoras Conapred y Copred actúan para que encarcelen a los padres de familia que no aceptan la dictadura gay”. Dios de bondad. Comuníqueme con Valdemar. ¿Valde? Somos amigos, por lo mismo te digo esto: necesitas un psiquiatra urgente, antidepresivos a puños y Rivotril en cantidades generosas. ¿Entendido? Dominus boviscum. La dictadura gay es tremenda.

Todo es muy raro, caracho, como diría Benjamin Franklin: Si los hombres son tan perversos teniendo religión, ¿cómo serían sin ella?

Gil s’en va

gil.games@milenio.com

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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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