Ante los rumores que corren sobre las próximas elecciones este año en Coahuila de que hay candidatos o candidatas de algunos partidos que por su religión quieren dar marcha atrás a lo que administraciones anteriores han avanzado en la cuestión de Derechos Humanos, hay que estar alertas y pedir a los amigos y simpatizantes de la Comunidad gay, cuestionar sobre este tema de Derechos humanos, no de derechos religiosos o morales, a quienes pretenden gobernar el Estado.
Mientras los activistas gay hemos combatido la homofobia, los homófobos combaten la aceptación social de la homosexualidad.
Los homófobos están decididos a seguir obstaculizando y haciendo que se escuchen sus voces en “casas de culto”. Las instituciones religiosas siempre han considerado la homosexualidad un asunto para someter, lesionar e incriminar.
Algunos grupos religiosos han hecho reformas en ese sentido, por ejemplo, la iglesia Episcopal, que realiza “ceremonias de unión” entre parejas gay; algunos grupos judíos reformistas que patrocinan sinagogas gay y apoyan el derecho a disfrutar del matrimonio civil entre homosexuales y lesbianas; la Iglesia Metodista Unida, aunque no tolera la práctica homosexual por considerarla incongruente con la enseñanza cristiana, sin embargo admite que los homosexuales son personas de valor sagrado. La Iglesia Católica de Roma, a pesar del avance que sobre este tema significa la presencia del actual Papa Francisco, sigue tratando a la homosexualidad como una violación de la ley “moral” y “natural”.
La mayoría de los católicos y protestantes conservadores, así como los judíos ortodoxos, condenan la homosexualidad sobre la base de la prohibición bíblica por haber escogido intencionalmente la “perversión”. Los homófobos religiosos utilizan cualquier procedimiento que tengan a mano para castigar a los homosexuales en la tierra ya que en el juicio final, la ira de Dios caerá sobre ellos desde el cielo. Hay religiones que piden que se aplique la pena de muerte contra los gay porque “merecen morir”, etc., etc.
La homosexualidad no es una enfermedad, la homofobia sí. Mucho ojo, candidatos, nosotros, nuestras familias y amigos no pensamos dar un paso atrás en la lucha por los derechos que emanan de nuestra constitución.
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