Últimamente se ha escrito sobre el mercado laboral de profesionistas en los periódicos del país. Se han rescatado las condiciones de trabajo que rodean los empleos y ocupaciones que desarrollan los recién egresados del sistema de educación superior nacional. Así, hemos constatado cómo el salario real de los profesionistas en los últimos años ha disminuido considerablemente y además también sabemos que existe una gran diferencia entre los salarios de los profesionistas jóvenes y los mayores de 30 años.
Los encabezados de las columnas o reportajes hacen énfasis en los indicadores del mercado laboral (salarios, tasas de desempleo, tasas de ocupación, seguridad en el empleo, etcétera) que deben de servir de referencia para la decisión de quien esté interesado en estudiar una carrera profesional.
Esta visión utilitaria de los estudios universitarios ha influido en las matrículas de ciertas universidades privadas y públicas y en el desarrollo de ciertas carreras en detrimento de otras. En este sentido, la interpretación sobre cómo se comporta el mercado laboral para los egresados representa a uno de los principales factores que influyen directa o indirectamente en la determinación individual de la elección de la carrera universitaria.
Esta función que le adjudican a la universidad, de ser productora de egresados cuyo interés en el estudio de la carrera universitaria es únicamente laboral, en parte ha tomado más importancia a partir de los años noventa, cuando se empezaron a desarrollar políticas de privatización de los servicios públicos, de la promoción del capital privado y la internalización de la economía. Pero, principalmente, a partir del desequilibrio entre el mercado laboral y el crecimiento del número de egresados universitarios en contextos de crisis económicas y laborales.
Pero los conocimientos de algunas carreras no son reconocidos plenamente por el mercado, no existen tarifas claras para los servicios que ofrecen los profesionistas de ellas. En el universo de los profesionistas de todas las carreras existen rangos de mayor integración hacia el mercado laboral y de servicios. Por ejemplo, el salario promedio mensual de los egresados de Trabajo Social y Gerontología representa el 30% del salario que recibe el egresado de Finanzas; y además las tasas de desempleo de estas dos áreas profesionales son del 11 y el 8% respectivamente. Éstas representaban en el 2015 dos extremos de la línea de integración al mercado (datos de la ENOE).
En general, las profesiones mejores pagadas son las relacionadas con las finanzas y las ingenierías, sobre todo las ingenierías vinculadas con sectores económicos tradicionales como el ingeniero industrial, mecánico y civil, y en menor grado los ingenieros vinculados con las tecnologías de la información. Los salarios promedio de los egresados en ciencias sociales son de los más bajos, sobre todo los de Pedagogía, Trabajo Social y Gerontología.
Tal vez podamos relacionar los altos rangos salariales y los de más bajo rango con el origen de los ingresos monetarios de estas profesiones. Los de más bajo rango, ciencias sociales y humanidades, están relacionados con el gasto social principalmente y los otros, las disciplinas de negocios e ingenieriles, con los ingresos de las actividades empresariales.
Si además consideramos que los principales problemas en el país son los vinculados con la pobreza, la justicia y la violencia, entonces estamos en el peor de los escenarios, ya que necesitamos a las profesiones que reciben los peores salarios en un contexto donde el gasto social tiende a reducirse, debido a la crisis y a los procesos de privatización en marcha.
Mario Alberto Jurado Montelongo
Profesor-investigador de El Colegio de la Frontera Norte en Monterrey