Ayer contaba cómo a partir de un párrafo de la ley de adquisiciones, las universidades estatales se han convertido en una gran herramienta para el desvío de recursos de dependencias federales y estatales.
El párrafo dice que, cuando es una entidad estatal, no se licita. Y aunque la ley pone restricciones a la subcontratación de proveedores, las universidades han encontrado métodos para darle la vuelta.
Esto ha convertido a los recortes de universidades en personajes poderosos, fundamentales para los gobernadores.
La Auditoría Superior de la Federación desde hace años ha advertido de este modus operandi. En su último reporte dicen:
“Un importante número de universidades públicas han fungido como proveedores en este tipo de adjudicaciones. Las dependencias y entidades de la APF que actúan como área contratante no realizan una investigación de mercado que garantice las mejores condiciones, por lo que, en muchos casos, se incurre en un costo mayor que el que se hubiera obtenido a través de un proceso de licitación.
“Algunas universidades públicas no acreditaron que contaban, de manera anticipada, con los recursos humanos, materiales y técnicos para desempeñar su rol de proveedor. Con solo una manifestación por escrito se dio por hecho que disponían de la capacidad necesaria, con lo cual se desvirtuó la naturaleza de este tipo de contrataciones.
“La ASF ha detectado que la totalidad de universidades contratadas bajo este esquema recurrieron a mecanismos de subcontratación mayores al 49 por ciento permitido en la Ley, lo cual contribuyó a encarecer los costos y a abrir espacios para prácticas irregulares. En numerosos casos, inclusive, no existió evidencia de la entrega de los bienes y servicios adquiridos por la entidad contratante con una patente desviación de recursos. Este tipo de contrataciones se ha convertido en una práctica indebida, con la finalidad de evadir los controles contemplados en los procesos de licitaciones públicas y que sigue siendo tolerada por las autoridades”.
A diferencia de otras cosas, este asunto sería muy sencillo de arreglar.
Hace años la Auditoría lo advierte, lo dice, lo señala.
Nadie hace nada, porque es una rendija opaca increíble para robar.
Twitter: @puigcarlos