Si usted no ha visto o escuchado el video que posteó en las redes sociales Humberto Moreira para contestarle a Felipe Calderón, tal vez no debería de hacerlo.
Sobre todo, si usted piensa que el país en el que vivo —y usted también— puede ser mejor.
Sobre todo, si usted aún tiene esperanza.
Pienso que el video de Moreira quedará como un ícono indeleble del nivel de la discusión política nacional en estos tiempos.
El lenguaje, las cosas que cuenta, la manera en que se refiere al ex presidente, el tono…
No que uno espere mucho del ex gobernador, pero… es un ex gobernador. Y de un estado importante. Fue presidente del PRI, caray. Y ahora es candidato a diputado local. Tantita sensatez, digo yo.
Tal vez tenga razón en los argumentos, en los documentos, tal vez. Pero el tono, los insultos… el horror.
Lo de Moreira es el exceso de un tiempo terrible.
Porque si usted es de los que piensan que las cosas cada vez serán mejores para México, tampoco debería seguir en Twitter al ex presidente Calderón, que se engancha en todas, que se ha vuelto más un activista de la candidatura de su mujer que un… ex presidente. A lo mejor estoy chapado a la antigua, pero creo que el hecho de que haya caído en un debate personalísimo con un ex gobernador de mala reputación, hoy candidato a diputado local, sí, local, es suficiente evidencia. Supongo que para eso pagamos una pensión a los ex presidentes —y la de Calderón la seguimos pagando, más allá que él la done—: para que se porten como ex presidentes, como hombres que tuvieron la más alta responsabilidad del país en el que vivo, y usted también. Y que es tiempo para la discreción, la reflexión, el consejo sereno. Tal vez soy yo, que ya estoy viejo, y disfrutaría mucho mi tiempo libre, si lo tuviera.
Podría yo quejarme del tono, los excesos, las mentiras, las medias verdades, el cinismo que los tres presidentes de los principales partidos de México, el PRI, el PAN y Morena, han exhibido en sus videos y mensajes de esta semana.
Pero ellos están en lo que están, en la competencia electoral, y al final de cuentas lo que dicen refleja lo que son y lo que creen.
Nada más no nos quejemos si igual actúan cuando lleguen a Los Pinos después del 18. Creerán que fue por eso por lo que llegaron.
Twitter: @puigcarlos