Desde la semana pasada hay un nuevo gobernador en fuga. Otro Duarte, esta vez César, de Chihuahua.
A lo largo de su administración, igual que sucedió con el Duarte veracruzano, hubo suficientes denuncias en medios de comunicación y a través de organizaciones ciudadanas como para que alguien hubiera hecho algo.
Nada.
Duarte entregó el poder a Javier Corral y tuvo tiempo, y, claro, dinero, para irse a otra parte. El Paso, Texas, según su sucesor.
Igual que con el Duarte veracruzano, en varios momentos la PGR recibió denuncias, se integraron expedientes y no sucedió absolutamente nada.
Rescato, por ejemplo, una nota de Animal Político de hace exactamente un año sobre el estado que guardaba una denuncia de 2014 presentada ante la PGR por el colectivo Acción Ciudadana sobre presuntas transferencias ilegales de recursos públicos al banco en el que Duarte es o era accionista.
En Animal Político están los documentos de creación de un fideicomiso de Duarte y su esposa por 65 millones de pesos. Sí, 65 millones de pesos que según Duarte venían de vender coches y de ser ganadero.
Pero el párrafo que hoy me interesa resaltar de aquella nota de Animal Político es el siguiente:
“Esta línea de investigación —la de probable desvío de recursos federales y estatales al banco de los Duarte— se integra a la averiguación previa PGR/UEAF/001/2014-19 que la PGR integra a partir de la denuncia que se interpuso en septiembre de 2014 por enriquecimiento ilícito, uso indebido del servicio púbico y otros delitos. El expediente ya tiene hoy más de 95 mil páginas y continúa en integración”.
Y luego: “(En 2016) un equipo de la Unidad de Análisis Financiero de la PGR estuvo trabajando diez días en la ciudad de Chihuahua para recabar la información relacionada con los depósitos”.
Dos años después, diez días de trabajo de un equipo especializado, casi 100 mil páginas… Y nada. De hecho, la orden de aprehensión contra Duarte es de la fiscalía estatal. La PGR no ha dicho ni pío de su investigación.
Igual que en el caso de Roberto Borge, que tiene varias de denuncias, sigue con todo el tiempo para poder fugarse bien. Cargado de dinero, comprando protección.
Hasta hoy, todo indica que el modus operandi en la PGR es engrosar expedientes y no consignarlos hasta que el escándalo mediático sea insostenible y los presuntos culpables hayan tenido tiempo de huir.
Sobre todo, si son del PRI.
Twitter: @puigcarlos