El miércoles pasado, frente a la asociación de jefes de policía de las ciudades más grandes de Estados Unidos, Donald Trump no solo habló del muro —ya se está diseñando, va a quedar precioso—, sino que hizo uno de los discursos más intimidantes para la comunidad mexicana indocumentada que le hemos escuchado.
Trump habló de ese país que solo está en su imaginación, podrido por el crimen y que ahora él, en su imaginación, va a limpiar.
“Y vamos a llevar esa lucha a los cárteles de la droga y a trabajar para liberar a nuestras comunidades de su terrible violencia. Ustedes tienen el poder y el conocimiento para decirle al general Kelly —ahora secretario Kelly— quiénes son los pandilleros ilegales. Ahora, usted tiene ese poder porque ustedes los conocen, ustedes están allí, ustedes son los locales. Ustedes conocen a los ilegales, los conocen por su nombre, los conocen por sus apodos. Tienen ese poder. El gobierno federal nunca puede ser tan preciso. Pero ustedes están en los barrios —ustedes conocen a los malos, ustedes conocen a los buenos.
“Quiero que entreguen a los malos. Llamen a los representantes del secretario Kelly y los sacaremos de nuestro país y los traeremos de donde vinieron, y lo haremos rápido. Tienen que llamar al gobierno federal, A Seguridad Interior, porque muchos de los problemas —miren a Chicago y miren a otros lugares. Muchos de los problemas son causados por miembros de pandillas, muchos de los cuales ni siquiera están legalmente en nuestro país”.
En dos párrafos lo juntó todo. El crimen en Estados Unidos es por pandillas, las pandillas son en su mayoría de indocumentados, a todos esos los vamos a deportar rápido y es responsabilidad de ustedes policías locales, así que ni me salgan con lo de ciudades santuario y quiero informantes, no policías... En fin.
No ha de ser sencillo ser Luis Videgaray.
Cada vez que va a Estados Unidos Donald Trump lo recibe a palos. Que si el decreto del muro, que si el decreto sobre ciudades santuario y migración, que si otro discurso del muro.
Por más que, según le dijeron “funcionarios mexicanos” a CBS News —¿quiénes serán?, me pregunto—, el yerno de Trump lo invita hasta a reescribir los discursos del suegro, no parece que, en los hechos, el presidente estadunidense le tenga demasiada consideración al canciller mexicano.
Claro, aunque le vaya así, Videgaray no debe quejarse. Como dice un amigo colombiano: eso quería, eso topó.
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