El viernes en la noche, en Alaska, camino a China, frente a Carlos Marín, el presidente Enrique Peña Nieto insistió en que sí había un logro en la visita de Donald Trump a México en Los Pinos y reclamó que eso se había ignorado por los medios y comentaristas frente al asunto del muro.
Dijo que frente al anuncio de Trump de cancelar el TLC, el candidato había moderado su mensaje y había hablado de hacer una “revisión” para mejorarlo. El problema de tal lógica es que para Trump, como lo ha dicho innumerable cantidad de veces, “mejorarlo” es empeorarlo para México. El tratado está mal, según el billonario, porque llega inversión productiva a México y hoy el país vecino tiene un déficit comercial con nosotros. Y en esto nunca ha modificado ni una coma. Cambiar cualquiera de esas variables es empeorar el tratado para México. Trump además es un enemigo jurado del TPP que este gobierno ha defendido y quiere.
Abrir cualquier tratado es abrir una caja de Pandora. Si se abre éste con alguien que cree en el libre comercio y el flujo de inversiones, así resultará; si se abre con Trump, pues no.
Señor Presidente, no hubo ganancia alguna. Peor aún, no había manera de que hubiera ganancia alguna.
Y tal vez intentar esa defensa sea una peor confesión involuntaria, porque muestra que en los más altos círculos del gobierno no se había entendido al personaje. ¿Quiénes son sus seguidores, en dónde radica su éxito?
Lo explico de otra manera. Es como creer que alguien podría haber pensado que era posible convencer a Enrique Peña Nieto que firmar promesas frente a notario era una mala idea, y solo había que prometer cosas, así, de palabra.
Si agregamos la negativa de Hillary a visitar al Presidente y la disputa sobre si se rompió o no un acuerdo de confidencialidad, el círculo se cierra. La decisión de invitar a los candidatos y de recibirlo en Los Pinos ha sido el mayor desastre de su Presidencia.
Solo si así se reconoce, se puede hacer algo. Solo si hay alguna consecuencia.
Es como si después del 0-7 contra Chile, Osorio, el director técnico, hubiera dicho que deberíamos habernos fijado en lo lindo de las calcetas de los jugadores mexicanos.
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