Los representantes del siglo XIV, sí catorce, que están convocando a diferentes marchas las próximas semanas quieren hacernos creer que el gobierno y grupos de la sociedad civil quieren comerse a nuestros hijos.
La táctica no es nueva. Es de hecho tan vieja como sus supersticiones y tan actual como Donald Trump, que se la pasa diciéndole a los estadunidenses más ignorantes que el mundo se va a acabar si no viene él a salvarlos.
Basta echar una mirada al sitio donde promueven sus “ideas” —es un decir— convocando a las marchas. Arrancan con una pregunta: ¿Cómo afecta a tu familia la iniciativa enviada por el presidente Peña Nieto, el paquete de medidas y políticas que buscan imponer la ideología de género en México?
Curioso eso de “ideología de género”, aunque no sorprendente, viniendo de quienes creen que solo hay un género: el masculino.
Según esta página, los libros de texto adoctrinarán a los niños para que vean como algo normal las uniones entre personas del mismo sexo, el transexualismo y “una amplia gama de desviaciones sexuales”. Pero van más lejos, también los niños empezarán a ver normal “las relaciones sexuales de adultos con niños”, la pedofilia, pues.
Mentiras. Basura.
Van más: Habrá una oleada de maestros transgénero en los colegios, pues se privilegiarán las plazas de trabajo para estas personas para garantizar la supuesta inclusión. A la larga el gobierno pagará, con los impuestos de todos, operaciones para cambio de sexo… en fin, el terror basado en la mentira como estrategia.
Lo que realmente quieren estos señores del medioevo es imponer su superstición, corrijo, sus supersticiones, porque las hay de varios sabores y colores.
El PRI y el Verde han caído en la trampa y ya han anunciado que dirán no hasta a su propio Presidente, quien el jueves volvió a pedir que sea prioridad. Allá ellos y sus temores. Entre muchos del PAN hay júbilo porque debajo de sus elegantes trajes hay en realidad sotanas.
Como todas esas campañas, engañan y lo que quieren es imponer a los demás su superstición. Ellos sí quieren meterse con nuestros hijos e hijas. Los y las quieren menos libres, menos informados, menos tolerantes, menos demócratas, menos sanos, menos respetuosos, con más prejuicios y odios.
Así que por favor, no se metan con mis hijos.
Twitter: @puigcarlos